En una sorprendente decisión el Jurado del Premio Princesa de Asturias ha concedido el galardón 2018 a la Cooperación Internacional, a una organización africana, muy poco conocida en España, se trata de la ONG AMREF HEALTH ÁFRICA y su división española AMREF SALUD ÁFRICA.
Es conocida entre quienes estamos en este sector humanitario por sus avionetas y sus médicos voladores, donde acuden a ayudar a las comunidades más alejadas.
Tiene una característica muy importante que es la que probablemente ha influido en la decisión del jurado. Es de gestión totalmente africana desde 1959 y se originó en Kenia por la acción de tres médicos que se centraron en proyectos de salud materna e infantil, la lucha contra el VIH, la Tuberculosis, o la Malaria y a formar personal sanitario local.
Su director general Githinji Gitahi, en declaraciones a la Agencia EFE, indicó que era un reconocimiento a la única organización nativa internacional. Han trabajado muy duro sin preocuparse de la comunicación. Conocen el terreno, sus problemas, sus plagas y también su alegría. Este premio les habrá sorprendido como algo caído del cielo que para una organización que utiliza las avionetas, es algo muy apropiado.
Me imagino, y son especulaciones, que el jurado, ante la duda de elegir entre organizaciones españolas de un color político o de otro, han optado por una decisión sorprendente.
No creo que la inmensa mayoría del jurado, conociera a AMREF, pero quién apoyó la candidatura contaría la utilización que hacen de sus recursos y convenció a los demás a optar por algo tan bonito como ignoto.
Teniendo en cuenta que la gestión de los refugiados está tan presente, en
el sector humanitario, la labor que realiza los de OPEN ARMS con su barco, salvando náufragos en el Mediterraneo, a pesar de ser hostigados por las patrullas italianas y libias, tiene un extraordinario mérito, aunque probablemente esta organización catalana, esté infectada por el virus del independentismo.
Igualmente, los bomberos sevillanos, que rescataron náufragos operando desde la isla de Lesbos y que fueron detenidos por las autoridades griegas, acusados de favorecer la emigración y que sufrieron un juicio en el que finalmente han sido absueltos, tengan muchísimos méritos para recibir este Premio Princesa de Asturias.
Quiero poner un símil que tal vez peque de poco generoso, es como si en un concurso internacional de cantantes de ópera, ante la disputa, entre varios candidatos, se premiara a un villancico de una región alejada de Mindanao.
Para mí es una huída hacia adelante. Siria y los refugiados, son los dos grandes temas de la cooperación internacional. Sencillamente me parece una frivolidad haber dado este premio a los amigos de AMREF cuya labor resulta muy magnificada, debido a su espectacularidad. Siempre se hinchan las estadísticas y se exagera los logros de estas muy meritorias ONGs.
Una labor excelente, sin desmerecer a tantas iniciativas muy generosas de ayuda humanitaria, es la de la francesa ACCION CONTRA EL HAMBRE, cuyo uno de sus últimos informes reproduje para GD, titulado Crisis humanitaria en Siria y otro sobre Mauritania que deseo comentar en un próximo artículo.
Resaltar también la gran labor del Hospital del Niño Jesús, en Madrid, con sus implicaciones internacionales.
Por mi parte, reciban un tirón de orejas, los miembros del Jurado que ha concedido el Premio a AMREF, que a parte de ser intemporal, es decir, no ser de actualidad, me parece una babayada, permítaseme, esta conocida expresión asturiana, ahora que está de moda debatir el bable como idioma oficial asturiano.
Joaquin Antuña
Joaquinant@hotmail.com
