Nuestro amigo Sachs desde su observatorio privilegiado de la Universidad de Columbia en Nueva York y el Boston Globe, nos plantea en el artículo que me manda su esposa la educadora Sonia Sachs, un problema que afecta a todos los países y que es doble, la injerencia del gran dinero en la política y la corrupcion.
En España vamos de sorpresa en sorpresa. El máster de Cristina Cifuentes ha destapado las malas prácticas de las Universidades públicas, su arbitrariedad, su favoritismo, en definitiva una total falta de seriedad. Los curriculums falseados, embellecidos, no sólo de los estudiantes en búsqueda de trabajo, sino de los políticos en sus declaraciones juradas en los registros oficiales.
Un estupendo sociólogo, que encuentro en Casa Manolo, me refiere que Tierno llamaba a González y al Guerra, mis Rinconete y Cortadillo y nuestra charla se deriva hacia El buscon de Quevedo, el Guzmán de Alfarache y El lazarillo de Tormes. Es decir la gran tradición de la picaresca patria.
Sachs nos refiere la capacidad de los magnates del gran dinero para influir en la politica. No utilizo la palabra capitalismo, porque no soy marxista, pero tampoco soy tonto.
Entre nosotros no se investiga este tema. El famoso palco del Estadio Bernabeu, que reúne a la flor y nata de nuestros millonarios. El mismo Florentino Perez, Presidente del Real Madrid, con sus contratas en medio mundo y su OPA sobre Abertis.No se investiga que influencia y que corrupción pueden emanar de todos estos personajes relacionados íntimamente con los políticos.
Casos como el de Sarkossy en Francia, el de Benjamin Netanyahu en Israel y Joseph Zuma en Sudáfrica y muy recientemente de Lula da Silva en Brasil y de la coreana exPresidenta Park geun-hye, rebelan hasta que punto el gran dinero corrompe a los politicos.
En España el caso Pujol con toda su familia de logreros es un buen ejemplo, pero todavía no se ha investigado a fondo las andanzas y porque no decirlo fechorías del gran dinero. No se ha traducido al análisis ciudadano el adagio "poderoso caballero es Don Dinero". Estos asuntos están todavía en una zona gris.
La visita del Principe heredero de Arabia Saudí con su imponente séquito de 600 personas, hoteles y coches de lujo, se repitió también en Estados Unidos con sus entrevistas con los grandes empresarios y políticos. Los riquísimos ejerciendo de sumos sacerdotes de políticas que pueden determinar el cambio climático, la deforestación, la política energética y el empleo.
Sachs se centra en la política ambiental de Donald Trump, apoyada por los grades lobbies del carbón y del petróleo, contrarios a los Acuerdos
sobre el Clima de París 2015. Por los planes que podrían destruir la Antártida, por la búsqueda de beneficios hasta el paroxismo como nos ilustraba La loca de Chaillot de Jean Giraudoux, algo así como derribar San Pedro de Roma para encontrar un gigantesco pozo de petróleo. Deforestar el Amazonas es algo parecido.
Este gran dinero determina políticas, que no están sometidas al control ciudadano. Es la decisión de unos pocos, que no actúan influidos por el bien común, sino por sus intereses de lucro. Sería necesario amigos lucenses, un nuevo Diablo cojuelo, que destapara los tejados del gran dinero y sometiera al control democrático sus decisiones. Se trata de avanzar hacia sociedades más democraticas.
Joaquín Antuña
joaquinant@hotmail.com
