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Puigdemont en libertad

lunes, 09 de abril de 2018
Me decía un amigo, gran jurista colaborador de Naciones Unidas, que el tema de Cataluña estaba muy mal planteado. No se puede desempolvar una Ley Histórica como es el Delito de Rebelión que presupone un levantamiento en armas a comienzos del siglo XXI.

Este hecho lo ha sabido aprovechar este estupendo equipo jurídico que tienen los independentistas, aunque hay que preguntarse de dónde vienen los fondos para cubrir las cuantiosas minutas de estos grandes abogados.

El otro día, viendo el partido del Barcelona con los romanos, el comentarista decía que los globos amarillos, que en un momento dado poblaron el césped, habían estado taxativamente prohibidos por el club para impedir sanciones de la UEFA. El truco era que a la entrada del estadio había cajas enteras con globos sin hinchar y se daban las instrucciones para hincharlos en un momento dado del partido. Describo esto, como muestra del gran ingenio que están desplegando la Asamblea Nacional Catalana y el Omnium cultural.

Puigdemont en libertadAsombroso también el gran número de pequeñas pancartas, todas iguales, que se distribuía con la palabra LIBERTAD o las famosas máscaras de Puigdemont. Presuponen un equipo de agitadores profesionales que deciden las palabras de orden como las consignas y son capaces de imprimirlas y distribuirlas rápidamente.

Un experto de un instituto de investigaciones sociales, muy conocido, estima en veinte mil el número de activistas dedicados a tiempo completo a difundir la causa independentista, con un gran dominio de las redes sociales, con convocatoria relámpago a los simpatizantes, siempre con instrucciones muy detalladas. Es increíble la cantidad de tiempo y talento que derrochan estas células pensantes del credo independentista.

Los actos de masa, los desfiles con banderas y con velas las concentraciones simbólicas, son todo instrumentos de movilización social. Una mezcla de gran presión, pero que al mismo tiempo, se disfraza de no violencia, a pesar de las técnicas intimidatorias del mejor peronismo argentino. Los escraches que llevaron a Colau al Ayuntamiento, condujeron a nuestro querido Carlitos, el tramposo, a la proclamación de la República Catalana. Trucos y más trucos, pensamiento único, guías del activista, toda una simbología sin olvidar el himno y otras canciones patrióticas como la estaca. No dejando nada a la improvisación y teniendo como tienen los hinchas de futbol directores de agitación que megáfono en mano, repiten los mantras en este caso de la independencia

El famoso lazo amarillo que reclama la libertad de los políticos presos convertidos aquí en presos políticos y como en el fascismo, son las clases medias, las protagonistas de esta revolución no violenta catalana. Es la difusión de ensoñaciones, de repulsas, de odios, de fervor patriótico.

Como ensayo y formando parte de lo que se denomina el procés, sirvieron las famosas diadas convirtiendo el once de septiembre en el día de la humillación del pueblo catalán y en su liberación futura. Todo un ideario del siglo XIX manejado con una técnica exquisita de estos tiempos digitales. Doctrinamiento, eliminación del castellano y apogeo del catalán, todo un verdadero lavado de cerebro.

Si a esto se añade la forja del mito del caudillo, el presidente Puigdemont, y la internacionalización del proces contando también con funcionarios internacionales y periodistas tratando de imponer el derecho a decidir, aplicable a Cataluña, tergiversando este concepto que solo es válido para los países colonizados, lo mismo con democracia que quiere decir voluntad soberana de los independentistas y por último, libertad, que es la forma de romper todas las ataduras legales y crearse en fuente de derecho.

Estas son las legiones que han conducido a Puigdemont a conseguir la libertad en Alemania y han llenado de satisfacción a todos sus corifeos o palmeros, para que se entienda mejor. En definitiva es una épica sin épica, una gloria sin gloria y un mito sin mito, lo que los alemanes definen como Ersatz, es el pret a porter de las ideas de quincallería, sus seguidores son como los buhoneros o como ese extraño constructor de catedrales de Mejorada del Campo, cerca de Madrid. Puigdemont en libertadSin embargo esta Armata Brancaleone no debe subestimarse, son gente muy preparada, muy fanática y que no se cansan. Tienen el don, baldon de la constancia.

Como se trata de una historia sin fin, interminable, es imposible ver a dónde nos llevará este enloquecido procés, por de pronto, Puigdemont trata de convertirse en un espantapájaros digno de Braveheart, que es el sueño, pesadilla de los independentistas escoceses, de los canadienses y de otros muchos émulos de la fragmentación de los países.

Joaquin Antuña
Joaquinant@hotmail.com
Antuña, Joaquín
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