Estamos asistiendo a la proyección pública de una película cuyo guionista principal es un juez. Pablo Llarena, magistrado del Tribunal Supremo, ha conseguido que el auto de procesamiento de 25 importantes políticos catalanes, firmado por su señoría, deje sin iniciativa al propio gobierno del Estado, cuya inacción siembra de incertidumbres el futuro de una parte sustancial de la España de las Naciones, Cataluña.
Además, este hecho se agrava por la creencia generalizada de que el presidente inquilino de la Moncloa influye sobre la Justicia a través de su ministro del gremio, que para colmo se apellida Catalá.
El guión escrito por el juez supuso el encarcelamiento preventivo y sin fianza de los principales miembros del último gobierno democrático de la Generalitat, la huida al extranjero del President y tres de sus consellers, y también la escapada de la secretaria general de Esquerra Republicana. Contra estos ha dictado el juez una euroorden de busca y captura que ya dio como resultado el encarcelamiento en Alemania del líder del independentismo catalán.
Como causa directa de la pasividad del gobierno central y estas decisiones judiciales Cataluña vive un auténtico estado de excepción, con más de dos millones de ciudadanos dispuestos a tomar las calles para defender sus postulados políticos, lograr la excarcelación de sus líderes y recuperar la libertad de expresión mediante la celebración de un referéndum sobre el futuro de su país.
- ¿Tiene esto arreglo?
Lo podría tener si se llegase a un acuerdo en el Parlament para que un candidato de consenso fuese elegido presidente y Cataluña tuviera gobierno propio, pero los plazos se agotan y todo parece indicar que la tensión que se vive no permite prisas, por lo que es probable que el 15 de julio se repitan las elecciones.
Mientras tanto, a nivel internacional, y tras una lectura de las principales publicaciones tanto europeas como americanas, la Marca España se desmorona. El guión del juez Llarena no solo hace que los columnistas librepensadores hablen del franquismo sino que están convencidos una inmensa mayoría- de que aún hay dos Españas y dentro de ellas, dos Cataluñas. Además, sus razonamientos convencen. Lo que está ocurriendo causa grandes rotos no solo a nuestras libertades, sino también a nuestra credibilidad. Flaco favor le está haciendo el juez con su guión a nuestra democracia, con esa cruzada contra todo líder catalán que se mueva, bajo el argumento de que manipulan a las masas violentas.
Aún hay más. En esta película parece tener asignado un papel relevante como cocinero del futuro la gran promesa demoscópica, Albert Rivera, que dicta sus sentencias desde Twitter con una dureza inusual. Así, con este oportunismo, consigue aprovecharse de un PP cuya ideología comparte y al que este asunto le ha llevado a la decadencia.
Al ejecutor de este fiasco le diría hoy que este guión está mal escrito, injustamente redactado. El argumento principal del film no deja lugar para el encarcelamiento de políticos por sus ideas. Sobre todo teniendo en cuenta que el Tribunal Supremo acaba de dejar en libertad y sin fianza al cuñado del Rey, reconocido y ya condenado saqueador de las arcas públicas.
Ya va siendo hora de que el Poder Judicial tome mano de este asunto, que hay gente buena en prisión desde hace cuatro meses, sin haber cometido el grave delito que les atribuye este mal guión: es que por el momento ni hubo sedición ni mucho menos fue violenta
en esta Cataluña intervenida por el Estado.
Por cierto, esta semana han vuelto los palos contra los manifestantes
Dice el Sistema de Emergencias Médicas de Barcelona que atendió a más de 200 heridos, la mayoría por contusiones.
