Queridos lectores después de mi visita al templo del castellano al suntuoso Centro Riojano, con la gripe a cuestas,me veo ante un nuevo compromiso, esta vez gastronómico. Me cita Jose Ramón el ilustre lucense restaurador en su Restaurante "Manolo 1934". Se trata de gastronomía y radio.
Renqueante me dirijo a la calle de la Princesa, con un apetito muy menguado y preparado para una cascada de alimentos. José Ramón estaba en la barra con un personaje sacado de una Revista de Celia Gámez o Lina Morgan, con ojos saltones, que destella simpatía,con un bufandon que lleva con la gallardía de un toison de oro. Aparece Begoña, la directora del programa, redondita como una manzana y vestida con una túnica de esas llanuras holandesas llenas de vacas otro dechado de simpatía, que completa un personaje digno de uno de los episodios del CSI, en cualquiera de sus versiones, con gafas y muy reconcentrado.Un trío digno de ser tenido en cuenta.
El otro invitado es Alejandro el catedratico,el sesudo editor de Trotta, con aspecto goyesco, si se le ponen un par de patillas y un trabuco, parece de la partida de Curro Jiménez, el apodado el catedrático. Nos llevan dentro al corazón del restaurante, al fondo fondo donde nos espera una mesa muy buen puesta. Elijo un extremo resignado a la que se me viene encima. La maldita gripe me estrecha el estomago.
Este trío gastronómico tienen gran experiencia en estas lides,en su bonito programa desfilan todo tipo de alardes, de rutas del cocido, de la paella, de las tapas, consistente en degustación, de lo que en México llaman los platillos, comentarios, explicaciones, anécdotas, recetas y comentarios de todo tipo.
En el centro Riojano he vivido un par de catas memorables, ahora me tocaba experimentar este tour de la almentacion, José Ramón con su aire de funcionario de hacienda, va desgranando los platos que se presentan a este singular jurado popular, una sardina sublimada, unas patatas a lo pobre y unas alcochofas para cerrar con un potaje de vigilia. Por mi parte prefiero un caldo gallego, pues el aceite de hígado de bacalao que me sumistraban de pequeño me ha dejado tocado del ala.
El jurado se pone las botas, no dejan ni las raspas y empinan el codo a un buen vino de garnacha madrileño. Reina la alegría. Estamos como en la casa de la troya de Santiago. No os cuento todos los detalles, sobre los platos, baste saber que son muy sabrosos, aunque los veo desfilar delante de mi con tristeza, lo verás pero no lo catarás.
El programa es muy largo y muy bien pautado. Anticipan la grabación de la segunda parte la entrevista con los cocineros.Es el momento de gloria del Sr. Besteiro y de su ayudante el pirata, Manin "el hereu". Besteiro con 40 años de pescante es la columna vertebral de este establecimiento madrileño, es el autor de la cocina de la claridad, de la pureza de los sabores, es un jinete del Apocalipsis contra la confusión de la postcocina, que teje retablos de las maravillas para la gente a la moda.
Nos llega el turno al catedrático y al guaje, que es mi querido mote en Manolo, mi antifaz en este Carnaval, que es la vida. Alejandro se decanta por los callos, los calamares en su tinta, por el cocido, yo me voy a las acelgas, la coliflor y las alcachofas. Se filósofa sobre las tapas, se pontifica sobre la variedad de la cocina española y entrando en las honduras del cocido, el porque los maragato lo comen al revés, los de las zapatetas y los polvorones, originales como siempre.
Pasan los minutos el del CSI organiza los micros, regula las voces, todo fluye muy bien y resulta un programa muy ameno. Hasta el catedrático especula sobe el amor. Bego y Quino en espléndida forma dan la impresión de seguir con mucho apetito. Es el día de gloria "le jour de gloire" de Manolo 1934. La repanocha. Enhorabuena a todos.
Joaquín Antuña
joaquinant@hotmail.com
