Me veía la película "Bravehearts" de los escoceses luchando contra los opresores ingleses y se me hinchaba el pecho de alegría. Esa era mi lucha, conseguir echar de mi adorada Cataluña a los invasores, a esos groseros charnegos, mal olientes y sucios, evito evitar las palabras de Donald Trump, aunque esté tan acertado, para evitar que me consideren racista. Como me lo pueden llamar cuando acepto a los payeses de Girona y a los fruteros de Lleida y adoro a la moreneta, a pesar de que podría parecer mora, por su color sospechoso.
Estas palabras me decía más o menos transcritas, un hincha del Barsa, de unos 30 años con su bandera estelada y gorro amarillo. Después cambiaba de repente el tono y se enfurruñaba, proseguía "daba gusto ir a las Diadas y a las manifestaciones, protegidos como estábamos por los garridos Mossos de Esquadra, que nos apoyaban contra las fachas y nos dejaban volcar papeleras y hacer algún que otro destrozo o bonita hoguera "Al parecer ahora ya no eran tan complacientes estos mozos de escuadra, creados por la monarquía para atajar las tropelías de los de las guadañas, del himno de los segadores.
Carmen Forcadell renuncia a seguir presidiendo el Parlamento catalán, pues la noche, tan solo una, que pasó en un calabozo le bastó, ahora se limita a hacer guiños y esta dispuesta a declarar que Maciá, el Presidente llorado, fue culpable de la mismísima muerte de Manolete. Igualmente espejo de valentía Jorge Sánchez, de tan ilustre raigambre catalana, que como decía un comentarista, le ha faltado tan sólo ponerse el odiado tricornio de los guardias civiles.
El osado Carlos Picodemonte o Carlos el tramposo hace fú a la cárcel y aunque reconoce que al pio Junqueras le ha ayudado a rebajar su cintura y a estar más apolíneo, no está dispuesto a ser el más ilustre huésped del alojamiento de Estremera, prefiere jugar a ser un fantasma, José Maria Calleja me aseguro el otro día "que era un fantasma" y espera que sus compinches puedan desmarcarse del férreo marcaje de Montoro y mandarle dinerito de todos sus malqueridos españoles y mantenerse de paseante en Corte en Bruselas, viendo en la tele los partidos del Girona, que su tierra le tira como al que más y cuando no se tiene cabeza es oportuno enorgullecerse por las azañas pedestres.
Tiene un dilema ante si el bueno de Carles o perpetuar su rol de fantasma y aprender a comer la sopa boba o entregarse a la justicia española dramaticamente, a lo Andrea Chenier, una vez elegido Presidente por plasta, perdón queridos lectores por "plasma".
Cuando nuestras sociedades se aburguesan y son flor de sillón y televisión da gusto escuchar y porque no narrar estas escenas de valentía
dignas de los libros de caballería, no es extraño que presuman de irreductibles almogavares, eso sí debidamente apoyados por los mozos de escuadra. Se han ganado mi admiración y me gustaría que sonarán vibrantes pasodobles que honraran a estos valientes, del "democràcia" y "llibertat" burlando alegremente todas las leyes, la Inquisición franquista, esa Constitución que sólo ha proporcionado el mayor período de paz en España y ese Estatuto de autonomia, que es un papel mojado, lo importante es ir al Campo Nuevo y bramar a gusto y cantar el Cara el Sol de los indepes.
Corazones bravos y banderas al sagrado monte del Canigó, termina mi hincha envalentonado ante tantas esteladas, menos mal que nos queda el Camp Nou, el Barsa y Messi, tal vez el de Rosario, con sus maravillosas evasiones fiscales, podría ser nuestro President soñado. Somos valientes, no se nos acuse de cobardía, somos "bravehearts" a la catalana.
Joaquin Antuña
joaquinant@hotmail.com
