El panorama de la politica catalana ha entrado en un laberinto del que es difícil salir. El resultado de las elecciones no lo hubieran hecho mejor los guionistas de una serie de suspense o de misterio. El futuro muy incierto. Un voto del 82 por ciento de la población puede considerarse como un referendum, una expresión de la voluntad popular, sin embargo existen
luces y sombras.
La ganadora Inés Arrimada, Inés de España, consigue 37 escaños y cerca de un millón cienmil votos, pero destroza al centro derecha al infligir una derrota sin paliativos al Partido Popular, que queda reducido con tres escaños a la irrelevancia y este tsunami puede trasladarse s la politica nacional. Como aspecto positivo hacer visible a los dos millones doscientos mil catalanes, que se sienten españoles, que estaban sumergidos en la ola indepentista que se había levantado en las Diadas de los últimos cinco años.
En la vertiente independentista el chasco de ERC, la Esquerra Republicana de Cataluña, que se veía ganadora y a su líder Oriol Junqueras en la Generalitat. La sorprendente victoria de Juntos por Cataluña que les saca dos escaños y unos miles de votos, los arrincona al tercer partido y a ser segundones del proces, que como buen culebrón, cuando parecía terminar, no lo hace y se complica todavía mas.
El fracaso de las formaciones radicales tanto de EnComunPodemos como de la CUP, reduce de un golpe sus aspiraciones a ser el fiel de la balanza. A Domenech, Colau e Iglesias los ha ninguneado el electorado, sus jeremiadas de recortes sociales, pobreza energética, infancia depauperada ha dejado indiferente a los catalanes. La CUP, el partido antisistema pierde la importancia de árbitro que tuvo al descender a cuatro sus diez representantes.Son innecesarios salvo si los indepentista deciden volver a proclamar la República catalana o restaurarla.
El otro triunfador junto a Inés Arrimadas es Carles Puigdemont, nuestro querido Carlitos el Tramposo, cuya decisión de instalarse en Bruselas y de auto denominarse en exilio, se ha visto coronada con gran éxito y le convierte en candidato a President de la Generalitat. Ha sido contra todo pronóstico. Ninguna encuesta vislumbrada su sorpasso, su adelantamiento a Oriol Junqueras, ni siquiera lo pronosticó La Vanguardia en la suya de última hora.
El gran perdedor ha sido Mariano Rajoy, el hombre del artículo 155, el Presidente del Gobierno de España, que implicó su prestigio personal en la campaña y cuyo partido ha sido prácticamente barrido de Cataluña y ha perdido la oportunidad, que tuvo en el momento de indignación y despertar del patriotismo nacional de haber convocado unas elecciones generales envuelto en la enseña patriótica. El 155 puede significar el comienzo del fin para el estadista de Pontevedra.
El político bailarín, brillante en su discurso de reconciliación que se ofrecía como árbitro, Miquel Iceta ha salido devaluado, reducido a ganar un escaño y viendo con estupor y sin duda tristeza como sus feudos tradicionales del cinturón rojo de Barcelona, mejor sería decir fabril, se ha reconvertido en naranja y su gran capacidad de pasteleo reducido al mínimo. Al mismo tiempo su peso específico a escala nacional dentro del Comité Federal del PSOE se ve minimizado.
Unos tienen mayoría de escaños y otros de votos. Son dos frentes irreducibles, que renuncian a hacerse concesiones. Si a esto añadimos la situación de los encarcelados y de los prófugos el embrollo es perfecto, tampoco sale de rositas Don Felipe VI, cuya alta magistratura también se debilita. Por último los Mossos de Escuadra van a estar entre Pinto y Valdemoro.
Muchas incognitas,de momento por mi parte felicitar a Inés Arrimadas y a Carles Puigdemont por su afirmación personal. El futuro próximo nos reserva nuevas emociones de esta historia interminable del proces catalán. Seguiremos narrando los acontecimientos. Un Oscar a Inés por su éxito y otro a Carles por su interpretación magistral.
Joaquin Antuña
joaquinant@hotmail.com
