En este compás de espera, que confía en una victoria por cansancio, los truquistas y malabaristas independentistas no quieren perder la iniciativa. En el máximo del delirio con una economía estrangulada, las empresas en fuga y el timorato dinero en sálvese quien pueda sueñan con reventar la economía española y poner en peligro toda la zona euro y no pueden pagar ni a sus funcionarios, ni a sus policias. Es increíble el funambulismo de estos catalanes montaraces, pero son infatigables y no se desalientan, se creen sus propias fábulas y las proyectan al exterior. Hago estas reflexiones un avión de Iberia que me lleva a Viena, donde en Naciones Unidas tengo una ceremonia de entrega de premios. Voy a pasar de un Madrid cálido a una ciudad imperial lluviosa, nublada y con
máximas de 12 grados. A partir de mañana hojeare los periódicos austriacos, que son de pequeño formato como Die Presse o Tageszeitung. Ya os contaré. Austria es un país que conoce el problema del secesionismo que tribula a España, pues el Tirol del Sur, el SüdTirol, sigue en Italia, englobado en el Trentino, con el nombre "Trentino Alto Adige", conquistado, anexionado en tiempos del fascismo y así ha quedado, al ser Austria un país con un pasado supernazi con gran participación en las SS y de donde procedió Adolf Hitler. La capital de este Tirol del Sur o Alto Adige según seas germánico o italiano, es Bolzano una preciosa capital alpina de donde proceden los campeones italianos de esquí y deportes de nieve con nombres y acentos tudescos claro está.
En mis andanzas de cooperación internacional conocí en Sudáfrica al "father Charles", un vigoroso montañero de un pueblo cerca de Bolzano, que un su misión tenía una gran bandera austriaca y aunque tenía pasaporte italiano y obedecía al Papa de Roma era un recalcitrante independentista y los donativos con los que llevaba adelante su estupenda obra al servicio de la infancia abandonada procedían de las diócesis austriacas. Es curiosa la fascinación por el nacionalismo del clero. Recuerdo una misa por mi querida madre fallecida en una parroquia en Menorca donde el párroco tenía un gran mapa de els Paisos catalans y pronunció la homilia en catalán/menorquín. Evidentemente el Tirol y Cataluña son realidades distintas, un lugar idílico en los Alpes y una región fronteriza con Francia y con una capital muy bella y pujante. En el Tirol del Sur ha triunfado la razón de Estado y una revancha italiana por la ocupación del norte, de Milán a Venecia por los austriacos y las míticas batallas en el ideario transalpino de Caporetto y de Vittorio Veneto. En Cataluña debería imponerse también la razón de estado, el peso de la historia y el interés colectivo del pueblo español y europeo. Unos y otros hablan alemán y catalán gozan de sus autonomías y participan plenamente en la Unión Europea. Nuestro Hamlet de Pontevedra y su rival el Mandela de Pozuelo tienen que comprender que Cataluña es esencial para España y que deben defender la democracia y la Constitución y la razón de estado española y europea. La guerra civil española 36-39 precedió a la segunda guerra Mundial ahora los enemigos son el populismo y el nacionalismo. Europa no debe desmoronarse, ni ante los enemigos externos, ni ante los internos.
