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Luis Candelas en Estados Unidos

sábado, 14 de octubre de 2017
En estos días de pasión catalana, he recibido dos comunicaciones de nuestro corresponsal en New York, Jeffrey Sacks. En el primero, retrata su estupor y el de los votantes del partido demócrata de Estados Unidos por el discurso que pronunció Donald Trump en Naciones Unidas, que define como “de tono y contenido hitleriano” ya que amenazó desde el pódium de la Asamblea General de Naciones Unidas “destruir totalmente” Corea del Norte, un país de veinticinco millones de habitantes, como si faltara poco, incluyó a Irán en esta caza de brujas y lo comparó con la sangre fría de Kennedy en la crisis de los misiles. En el segundo, se Luis Candelas en Estados Unidosrefiere al episodio sangriento de Las Vegas en que un jubilado asesinó a más de sesenta personas e hirió a otras tantas.

Este tipo de balacera, como se dice en México, ha conocido diversos episodios todos ellos muy violentos de personajes solitarios, resentidos, lunáticos, que quieren vengarse del mundo y alcanzar notoriedad.

El problema es que la segunda enmienda de la Constitución de Estados Unidos protege la propiedad y tenencia de las armas que se usaban en 1791, por lo tanto, argumenta Sacks, el tipo de armas que el agresor utilizó en Las Vegas eran armas de asalto semiautomáticas, que no están protegidas en esta segunda enmienda.

El Gobierno Federal prohibió la venta de dichas armas, diez años, entre 1994 y 2004 y disminuyeron las matanzas, pero en los siguientes diez años hubo un asombroso número de balaceras, nada menos que treinta y cinco con el resultado de ciento noventa y cinco muertes.

En Estados Unidos, la Asociación Nacional del Rifle, protege la venta libre Luis Candelas en Estados Unidosde armas apoyándose en la Constitución de Estados Unidos, que data de una época en que los ciudadanos tenían que defenderse de los forajidos, como en tiempos de Luis Candelas, para entendernos.

Una de las ocurrencias de Donald, ha sido la propuesta de armar a los profesores y al personal sanitario de escuelas y hospitales. Mucho cuidado con enfadarse con nadie, ni aunque te estafen veinticinco mil euros, tienes que mantener la boca callada porque te mandan al otro barrio.

Quienes piensen como Jeffrey se contentan con intentar prohibir estas armas de combate militar. Las pistolas no se tocan pero al menos pueden evitarse refriegas bélicas en las ciudades, o, intentarlo al menos.

Recuerdo un encuentro con un abogado de San Luis, Missouri, que en un momento de gran amistad nos habíamos bebido una botella de buen vino mexicano, me enseñó con orgullo su arsenal casero. Creo que ni el mismo Don Juan Carlos, en todas sus cacerías no ha visto un delirio de armas como el que se ofreció a mis asombrados ojos. La bella Corina y las aspirantes a caza de altura, me imagino que tendrán también un arsenal, virtual, claro está, para cobrar sus preciadas piezas.

Por cierto, que volviendo al sin sentido catalán, tengo que decir que violar la Constitución, como ha hecho el trio Pugdemont, Junqueras y Forcadell, no sería tolerado en Estados Unidos ni en ningún país europeo y sólo en el tercer mundo que señaló Vargas Llosa en su discurso en Barcelona, podría ser aceptable no respetar, ni acatar los preceptos y las sentencias de un Tribunal Constitucional.

Menos mal que en España los muchos anarquistas, que han surgido, no tienen acceso a estas armas militares, semiautomáticas, ni los amigos de Piqué, el futbolista tampoco, entonces estaríamos en la Quinta Guerra Civil, Dios nos libre.
Antuña, Joaquín
Antuña, Joaquín


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