El teatro de la vida es así. Cambia el escenario, cambia el vestuario y cambian los actores, pero el guión es siempre el mismo. Una especie de tragedia griega dirigida por los Hermanos Marx. Surrealista. El Hombre, definitivamente, ha perdido el norte, la brújula y el camino. Vivimos una civilización muy civilizada, pero con las ruedas pinchadas y sin frenos.
El Sistema establecido se derrumba como un castillo de naipes. Como hace dos mil años, impera la locura, el odio y la venganza. Sólo un imposible podría hacer el milagro.Una transformación interna, sicológica, que desterrase la soberbia, la prepotencia, la vanidad, los miedos, las inseguridades, los complejos, las herencias genéticas y la necesidad inconsciente de poseer y controlar al prójimo. Jamás lo veremos.
Alguien dijo que toda la sabiduría está en resignarse a no entender nada de lo que pasa, porque nada tiene sentido.
¿Subimos o bajamos?