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Un neonazi en Naciones Unidas

martes, 26 de septiembre de 2017
Nuestro amigo Jeffrey Sacks está muy alarmado. Como saben los amables lectores, es profesor de Universidad y Director del Centro para el Desarrollo Sostenible en la Universidad de Columbia y autor de “La Edad del Desarrollo Sostenible” y es candidato al Premio Nobel de Economía.

El 19 de Septiembre escuchó el discurso de Donald Trump en Naciones Unidas que, a su juicio, aproxima al mundo al fantasma de la guerra. Lo explica de la siguiente manera “el Discurso tuvo un contenido y un tono hitleriano” que recordaba al que utilizó Hitler cuando gritaba que a Alemania le habían apuñalado por la espalda sus propios líderes, después de la I Guerra Mundial.

Prosigue su filípica cargando las tintas contra la Administración Obama que con su buenísmo y resoluciones equivocadas tanto con Irán como con Corea del Norte, permitió que la situación llegara a los extremos del día de hoy. Contra esto, atusándose su vistoso flequillo, Donald profirió desde el Pódium de la Asamblea General de Naciones Unidas que iba a “destruir totalmente a Corea del Norte, un país de 25 millones”.

La reacción de los palmeros estuvo a tono con esta desquiciada alocución y la jalearon políticos como John Bolton y el Primer Ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, al que le gustaría que se destruyera también a Irán. Para los espectadores, aunque en este campo no hay gente imparcial, el discurso fue un show televisivo, dirigido a sus hinchas radicales.

Estamos acostumbrados a las brabatas de estos personajes y no nos olvidemos tampoco en primer lugar, del Presidente Kim Jong Un, que se vanaglorian de su capacidad de destrucción. Lo dicen para su enloquecido auditorio como Puigdemont para sus foribundos seguidores.

Sin embargo, una sola bomba atómica podría causar un tremendo desastre y causar una reacción en cadena. El juego de la guerra es muy peligroso, como sabemos en España, con nuestra tremebunda Guerra Civil. Una vez destapada la Caja de los Truenos, es imposible volver a cerrarla.

A años luz de distancia, la rebelión catalana, este nuevo 23-F, en que los tricornios apuntaran a la democracia, a diferencia de lo que hizo Tejero, puede desestabilizar a esta vieja Nación española a la que en la época romana se la llamaba Hispania y se convirtió después en el Primer Estado Moderno. El desmembramiento de Yugoslavia, fue imparable. Estamos jugando con fuego.

A Escala mundial, Trump con una gran dosis de narcisismo nos lleva también al borde del precipicio. Se sustituyen en ambos casos, la negociación y el diálogo por la amenaza y la imposición. Se diría que los Estados Unidos, han convertido en una adicción de destruir a sus adversarios, como lo hicieron a Sadam Hussein y en Libia como a Moammar Ghadafy y lo intentaron con Bashar al-Assad en Siria.

En el caso catalán, el dúo diabólico formado por Oriol Junqueras y Carles Puigdemont se hinchan la boca poniéndose todavía más bizcos en el caso de Oriol y con el pelo más alborotado en el caso de Carles invocando el derecho a decidir la Democracia y los Derechos Humanos. Son también neonazis pero pasados por la olla exprés, por lo que tiran la piedra y esconden la mano.

Un neonazi en Naciones UnidasEn mi próximo viaje a Roma en noviembre, me gustaría peregrinar al Santuario en San Giovanni Rotondo del Padre Pío de Pietrelcina y después de abundantes rezos dirigirme al Santuario de San Antonio en Padua para repitiendo las plegarias pedir a los Cielos que nos libere de estos tres neo-nazis, sin exterminarlos, en los tiempos del buenísmo, no se lleva, los exterminios sino que camparan libres, sueltos y en tapa rabos en alguna remota isla del Pacífico habitada por algún King Kong legendario con el que podrían recitar sus proclamas de holocausto y de independencia. Podría ser el mejor de los realitys para las inteligentes productoras de Abu Dhabi o de Hong Kong.

Esta superproducción podría proyectarse con todos los lujos, en el Festival de Cine de Orense, que tanto gusta a Don Xulio.

Espero que Sacks comparta mis ideas de ampliar su cupo de Neonazis y que su recomendación de que “la guerra parece imposible hasta que es demasiado tarde” no caiga en saco roto,

España una vez más no juega en el tablero mundial, bastante tienen el afligido Rajoy, el peripatético Sánchez, el atribulado Rivera y el disparatado Iglesias en lidiar con los descerebrados catalanes.

Nuestra vocación es el canibalismo, somos antropófagos de nosotros mismos y así no nos podemos asomar al mundo. Podemos aspirar únicamente a protagonizar el Festival de Cine del Terror de Sitges.

La voz de Europa queda para la mariscala Merkel y su mayordomo de lujo Macron.
Antuña, Joaquín
Antuña, Joaquín


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