La malvada madrastra

Cuando se pide que los ciudadanos deben imprimir sus propias papeletas como propone Turull el hombre fuerte del simulacro de Referéndum catalán estamos interpretando una de las mejores páginas del esperpento nacional. ‎Se están pervirtiendo los conceptos y las palabras. Se retuercen los significados de democracia, voluntad popular, el derecho a votar, el respeto de la ley, solidaridad, paz y concordia. Constitución y Estatuto de Autonomía carecen de importancia y no digamos su cumplimiento. Se desea independizarse de la tiránica España, a la que se ve como una cruel madrastra. Es un poderoso sentimiento de rechazo. La madrastra de Blanca Nieves debe morir. Una intérprete de la UNESCO, muy capaz y competente, muy apasionada a la que la vida le había jugado una mala pasada, su marido la había abandonado para hacerse misionero católico en China, me comentaba referiéndose al sentimiento de independencia, "no hay nada que hacer, cuando oigo el sonido de la talabarta, se me nubla la vista, lloro de emoción". Mi querida amiga es de San Sebastián, para ella Donostia y es una persona muy culta y sensible. Esto mismo le ocurre a muchos catalanes, con la sardana y los castellets y me imagino cuando comen una sabrosa butifarra. Se trata de sentimientos muy fuertes, de rechazo a la malvada madrastra y de amor sin limites, que hace henchir el pecho y llegar a una sensación paralela al orgasmo. A partir de ahí la subversión de ideas, de conceptos y palabras, prescindiendo del sentido común y de un mínimo análisis, de una nimia coherencia. Son temas muy emocionales. Irracionales. Contagiosos. Conflictivos. Se construyen paraisos artificiales. Shangri-las. En España una de las naciones más viejas de Europa, que ya era Hispania en la Roma antigua, ha habido siempre irredentismos lo que el Divino Pedro define como plurinacionalismo, esto es innegable. La prueba palmaria ha sido la explosión de cantonalismo y nacionalismos virulentos en la Primera y en la Segunda República. España de madre amantisima se convierte en horrenda madrastra, a la que tiene que rescatar el espadon del padrastro, que obliga a todos a convivir en una patria común. Ahora estamos viviendo otra explosión similar y se desatan los genios de la botella reprimidos desde 1939. Es un destino trágico de un país tan diverso, que tiene que aprender a convivir, estamos en democracia y ya no es válido, ni mucho menos deseable, el recurso a la fuerza, con Unamuno hay que convencer no vencer, pero la historia es una maestra insustituible, que nos invita a no repetir las turbulencias, quebrantos, tragedias y exilios que hemos padecido. Cuando se logrorá que la madrastra antipática acompañada por el padrastro del machete y del espadón se conviertan en una pareja bien avenida, amada y respetada por sus esperpenticos y generosos hijos. Ese día podremos vivir en paz y concordia y las casillas del sentimiento bajarán el telón... hasta la Cuarta República.