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El Ferragosto

martes, 15 de agosto de 2017
El Ferragosto El 15 de agosto es una fecha muy importante en toda Italia. Todo el que puede cierra su casa y se va de viaje, familias enteras se desplazan a las playas que tanto abundan en este país, se van a la montaña o a su pueblo. Los turistas se adueñan de las ciudades y se refrescan en sus fuentes en estos cálidos veranos de la península transalpina. En mis catorce años de estancia en esta preciosa tierra guardo especial recuerdo de un ferragosto particular, de fuego como todos, con ese calor húmedo que te persigue y te hace sudar a chorro. Eran los tiempos de oro de Cinecitta y frecuentaba estos ambientes. Con una actriz Eleonora de Giorgi del círculo de Passolini, habia actuado en los cien días de Gomorra nos fuimos de excursión a Terracina una ciudad del Lazio a cien km de Roma. Era una mujer en la última cincuentena, que se arreglaba y se maquillaba como para ir al baile de la rosa de Mónaco. Aquel día llevaba una vistosa pamela y un foulard anudado al cuello que ocultaba esas arrugas del cuello que tanto mortifican a las bellas. Me había prometido una sorpresa, asi que mientras rodaba el Alfa Romeo y ella me contaba sus cuitas de su actual rodaje, se me avivaba la curiosidad. Al llegar a Terracina me hizo desviarme y enfilar hacia Punta Rossa, un paisaje precioso de mar y rocas. Nos detuvimos ante la verja de una villa y nos vino a abrir una mujer sin edad, pero joven, no bella, pero tampoco fea, sino atractiva, con una prominente nariz y unos ojos muy intensos. Me emocione y de golpe quede fascinado por su personalidad y el imán que ejercía sobre nosotros. Era la gran Anna Magnani y estábamos en su chalet de vacaciones. Rodeo a su amiga con sus tentáculos de maga Circe, en la Odissea se aparecía allí en Punta Rossa a Ulises y la beso en ambas mejillas, luego fue mi turno y os confieso queridos lectores que me estremeci. No falto el cafe,que en Italia es un rito y la alegre charla. Anna se hacía escuchar por su público, la veterana actriz y mi persona que me encontraba catatónico y ya bebía los vientos por la Magnani. Anécdotas, proyectos, muchas risas en cascada y al final me regalo un piropo que acrecentó mi ego de español en Roma, en esta Italia en que tanto se quiere a los españoles,al despedirnos se puso muy seria y solemne y me dijo "eres el tipo de hombre, que cuando te pone una mano en el hombro, se lo agradeces". Ni que decir tiene que desde ese día me convertí en un rendido admirador de esta singular y temperamental actriz, una Medea llorando por sus hijos. Como no soy Jason, el que la plantó y ocasionó la tragedia,regrese a Roma disfrutando de un precioso atardecer de un Ferragosto, que ahora frente al Cantábrico asturiano, rememoro embrujado todavía por el Mediterráneo y el estupendo encuentro con la diva.
Antuña, Joaquín
Antuña, Joaquín


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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