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Simone Weil

jueves, 06 de julio de 2017
Simone Weil ‎Después de Helmut Kohl a quien dedique una de estas crónicas del alba me entristece la noticia del fallecimiento de una gran mujer europea Simone Weil, que conoció los horrores de los campos de concentración de Auschwitz y Matthausen desde la edad de 16 años y que recobrada la libertad se convirtió en defensora de la idea de Europa, como patria común y reconciliación entre Alemania y Francia. Su condición de perseguida por ser judía le hizo comprender que la intolerancia no es cuestión de nacionalidad sino de calidad humana. Sufrió en su carne la furia de los verdugos y se convirtió en defensora de los derechos de los más debiles. Fue muy criticada por su defensa de la despenalizacion del aborto, para evitar la hemorragia constante de mujeres muertas por las prácticas abortivas. Fue militante, una verdadera activista que compartía los desvelos de voluntaria atendiendo a enfermos del Sida por las noches con sus trabajos diurnos en sus despachos ministeriales. Se casó y tuvo una familia tradicional. Sus circunstancias vitales y una gran brillantez hicieron de su vida adulta una cabalgata triunfal de premios y distinciones, entre ellos el del Príncipe de Asturias por "sus ideales y realizaciones de una Europa unida y la proyección de los valores europeos al resto del mundo". Creo que en estos momentos de desconcierto y de desmadre, permítaseme esta expresión, en que los valores se evaporan y se difuminan las líneas maestras de la democracia y asoma el peligro de nuevas tiranías entre la indiferencia y el jolgorio, hay que reinvidicar a figuras como Simone Weil y Benita Ferrero Waldner como ejemplo de patriotismo europeo y de defensa de los valores universales de democracia que han hecho de Europa un espejo en que todos los países y las personas de bien desean verse reflejadas. El futuro de Europa se construirá sobre la fe compartida de cristianos, judíos y musulmanes y el respeto de los agnósticos. Los valores que emanan de la Revolución francesa de libertad, igualdad y fraternidad conjugados con los ideales de la no violencia y los principios cristianos que alumbraron este continente constituyen un patrimonio común para todos los europeos, que sobrevirán a los fanatismos populistas de extrema derecha e izquierda. Simone Weil vivió por estos ideales y constituye un ejemplo para todos, especialmente para la juventud.
Antuña, Joaquín
Antuña, Joaquín


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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