Opinión en Galicia

Buscador


autor opinión

Editorial

Ver todos los editoriales »

Archivo

Un tiempo y una esperanza

miércoles, 05 de julio de 2017
Cuando llega el verano y uno regresa a su tierra, lo invaden sentimientos encontrados. Por una parte, disfruta enormemente de recuperar a sus seres queridos, y con ello revivir unos tiempos idos; y por otra quisiera encontrar a su pueblo, no anclado en el pasado, viviendo como si se detuviera el tiempo ajeno a la revolución tecnológica y cultural que se percibe en otros entornos, y desearía que las ventajas de los cambios llegasen en beneficio de los convecinos. Pero, por desgracia, eso es una esperanza vaga. Y si antes culpaba a las administraciones de las escasas y malas carreteras, de la deficiente atención médica, de la casi nula industrialización y un sinfín de deficiencias, hoy comienza a desconfiar y pensar que nuestro atávico abandono en la mayoría de los aspectos, es consecuencia lógica de la apatía y del desinterés ciudadano. Maldigo siempre la confusión de la dejadez con la resignación cristiana. Y hay que decirlo, aunque duela, que para aplausos y contemplaciones ya están los políticos.

Por más que pasan las estaciones, que aquí son navidades, semana santa y verano, seguimos anclados y resignados a la emigración, no sólo de nuestros jóvenes, sino de cualquier familia que aspira a mejorar un poco sus condiciones de vida. Seguimos siendo una economía de subsistencia como lo demuestran los indicadores: la pesca pierde pujanza; la agricultura sigue siendo minifundista y de autoconsumo; la madera está casi copada por la papelera; la ganadería sufriendo competencias derivadas de la globalización; la industria escasa o altamente contaminante; el turismo dura mes y medio como mucho. Los servicios, dedicados a atender una gran mayoría de jubilados, tampoco garantizan un futuro a medio plazo.Con esta realidad, cualquiera se puede pintar un cuadro de fiestas gastronómicas, más fruto de la imaginación popular que de un auténtico poso histórico.

Expertos son mis convecinos en queimadas, santas compañas y otros cuentos que disfrazan la realidad y le dan a Galicia eso que ellos llaman aire mágico. Un aire mágico que contrasta con una juventud perdida en busca de una oportunidad de vida. Y, para colmo de males, se les llena la boca con ese slogan de resignación estúpida: “Eche o que hai “. Lo que hay es lo que hacemos y permitimos que hagan con nosotros, no lo que sería deseable.

Porque algunos deseamos que la vida se mida por años, no por elecciones, y reclamamos, hasta por perifrástica, que se haga de una vez esa mal llamada autovía da Mariña y Ortegal; exigimos que nuestros políticos dejen de apostar tanto por una Cataluña, que parece no querernos, y que nos resta inversiones; porque nosotros también necesitamos I +D y fábricas que ofrezcan salidas laborales a nuestros universitarios; nosotros también requerimos que la sanidad no sea tercermundista; que las escasas industrias sigan radicadas aquí y no sigan deslocalizándose por falta de una política eficaz…Necesitamos que se nos respete, se nos valore y dejar de ser tan comprensivos con otras regiones para exigir para nuestra gente al menos el mismo trato-aquí hay una verdadera deuda histórica- que se les da a otros.

Mientras algunos juegan la partida, buscan enchufes, cantan y bailan irresponsablemente, ajenos a estas inquietudes. Después, en faceboock, escriben “ Mylove Galicia” . ¡ Vaia tropa do carallo!.
Timiraos, Ricardo
Timiraos, Ricardo


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


PUBLICIDAD
ACTUALIDAD GALICIADIGITAL
Blog de GaliciaDigital
PUBLICACIONES