En España se acaban de aprobar los presupuestos del Estado y el Ministro de Hacienda Montoro, ha sido reprobado en las Cortes por aplicar una reforma fiscal injusta. El partido Popular ha prometido bajar los impuestos en 2018 antes de las elecciones mientras que Ciudadanos le exige para apoyar el techo de gasto la reducción de dos mil millones para apoyar a las clases medias que han resultado muy desfavorecidas en estos años de crisis. El PSOE y Podemos, en pleno romance del Orgullo, exigen un fuerte aumento para apoyar a las clases populares. Los impuestos traen de cabeza a todos los países. En Estados Unidos, el profesor Jeffrey Sachs no quiere para su país una rebaja de impuestos que favorezca a los ricos y a las grandes corporaciones en detrimento de los gastos sociales. Se preocupa por la reducción del déficit presupuestario crónico, por la disminución de los salarios y la precarización del empleo. Desearía en cambio estimular el consumo y reducir la contaminación por carbono que está calentando peligrosamente al planeta. Es inadmisible para este ilustre profesor que se reduzca el déficit recortando MedicAid, educación, ciencia y otros programas vitales.
Si como ha prometido Trump va a haber nuevas infraestructuras, se amplía la educación superior y se acometen otras indispensables inversiones públicas no queda dinero para reducir este déficit. Es como en España, en que se nos obliga a aumentar el gasto militar como socio de la OTAN ya que la aportación europea está muy por debajo de la de Estados Unidos.
Sachs aborda otro tema que es muy importante también para España y para toda Europa, en efecto nos dice que la tecnología continúa eliminando puestos de trabajo poco cualificados y los trabajadores son reemplazados por máquinas inteligentes. Se debe apoyar a este tipo de trabajadores que pueden quedar avocados a tener que aceptar trabajos míseros.
Hablando de impuestos, el calentamiento global tiene que atajarse con un nuevo impuesto sobre la contaminación del carbono y primar en cambio, a las energías alternativas, eólicas, solares, nucleares, a pesar de la polémica que gravita sobre este último caso y otras de bajo contenido en carbono. Esto sería aplicable también a los vehículos Diesel. Sachs desea además favorecer el consumo para estimular un mayor ahorro e inversión. Y en este punto Sachs descubre a Europa y se muestra partidario del IVA, que tiene un efecto general muy progresivo cuando financia gastos en salud, educación, capacitación laboral, ciencia y energías alternativas. Al profesor de la Columbian University como Garicano, el gurú de Ciudadanos, le fascina también Dinamarca. A propósito, mi perro es enorme, a lo que podría ser un Gran Danés, con lo que me pone en sintonía con Sachs y Garicano, algo es algo. El IVA es la llave maestra para que las economías más exitosas del mundo como Australia, Canadá, Dinamarca, Alemania, los Países Bajos, Noruega y Suecia tengan déficits más bajos, mejor atención de salud, menores salarios, menor desigualdad y menor pobreza que los Estados Unidos.
En Europa la mayoría de países tienen un IVA al 25%, mientras que en España es más bajo y el Gobierno se resiste a aumentarlo por temor a un encarecimiento de los precios. El España va bien de Aznar tiene que ser percibido por los ciudadanos, si no es música celestial. Como decía Nikita Krusov, Los compañeros necesitan tener un buen goulash para ser felices.
España es según las estadísticas el país que más crece, se habla incluso de que puede llegar a un 3% pero la precariedad sigue existiendo. Los salarios son muy bajos y la mayoría a tiempo parcial, incluso de días. Es comprensible que todos los que estén en estas situaciones deseen un cambio radical, de ahí el auge de los movimientos populistas, que no resuelven los problemas pero sí ponen el grito en el cielo ante desahucios, cortes de energía, desnutrición infantil y otros temas que son fundamentales para elevar el nivel de vida ciudadano.
La reforma fiscal pues, es un tema neurálgico tanto en España como en Estados Unidos. Hace falta que el reprobado Montoro, el ingenioso Garicano y el apasionado Sachs nos saquen las castañas del fuego. A todos, no solo a unos cuantos privilegiados.
