Maldito parné

Recuerdo con alegría como Galicia reivindicó su dignidad con el Prestige. Sinceramente, no lo esperaba. Pero tampoco esperaba el 15 M y al menos me hizo ilusión ver como la juventud había despertado y no era tan negativa como la presentan siempre los agoreros. Conozco muchos jóvenes que han emigrado por el maldito parné y eran, y aún pueden ser, a mi modo de ver, la gran esperanza del País.

Siempre por medio el maldito parné. Me comentaba el otro día un político independiente, que no tiene necesidad de sobresueldos ni de soportar depredadores (algún honrado queda), que observaba como muchos de éstos que van a arreglar el mundo, se paran cuando encuentran la nómina que andaban buscando. El dinero, desgraciadamente, apaga muchas conciencias críticas.

A mí me alegró mucho saber que hay personas que anteponen el servicio público a los intereses económicos propios porque, como diría Lorimer “Es bonito tener dinero y poder comprar cosas, pero también es bonito tener cosas que el dinero o puede comprar”. Y aún hay personas que piensan así.

Viene esto a colación porque de un tiempo a esta parte parece que sólo hablamos de corrupción y nos indigna lo que roban los políticos, que, sin duda, es una inmoralidad mayúscula, porque son ladrones en el más amplio sentido de la palabra; pero conviene precisar que ese “trabajo”, me refiero a la corrupción, no es nuevo y si no recuerden a los lugartenientes de Viriato (139 a. d. C), Judas con Jesucristo ( año 33) o más recientemente el Tamayazo ( 2.003) por nombrar tres ejemplos significativos y al alcance de todo el mundo.

Ahora observo como hay una serie de personas frustradas por el devenir político a los que, de repente, se les ve aparentemente indignados con la corrupción. ¡Como si la hubieran descubierto ellos! Pero no olvide el lector que en cualquier momento, esa persona tan indignada se vuelve “comprensiva” con el corrupto si este les hace algún favor. Conozco un caso fragrante de un viejo corruptor, que goza de la estima de muchos vecinos, porque poderoso caballero es don dinero que hasta al “pájaro” pone apellido. Conviene pues precisar que la Historia está llena de ejemplos de traiciones, así como de vítores a los demagogos que más tarde arruinaron los países.

En la política es muy importante detectar los problemas y estos están ahí sin soluciones: separatismo, abuso de las grandes empresas, connivencias con políticos, buitres en la caja común, fraude, recortes, desequilibrio económico, peligro de la Seguridad Social y pensiones, descompensación territorial …y para arreglar eso no valen a día de hoy estos mediocres y sospechosos ( evidentemente no todos) representantes políticos que, por lo que se vive, tienen la desfachatez de jugar al candychrust, o como se llame, en el Parlamento, o estar más pendientes de las dietas y las comilonas que de solucionar los múltiples problemas existentes.

Desgraciadamente vemos como hoy la política cada día se polariza más, igual que económicamente la sociedad, y vamos de un extremo a otro con suma facilidad. Uno, con la edad, encuentra a antiguos “revolucionarios” sentados en la comodidad de la vida placentera. Aquello de joven comunista… luego moderado y más tarde pancista.

Decía Voltaire que “Cuando se trata de dinero todos son de la misma religión”. Y me temo, aunque me gustaría soñar con otra cosa, que tantos y repentinos revolucionarlos (antes ya los hubo y quiero recordarlo por si no son muy duchos en Historia) repito me temo que en el fondo, sean unos simples aspirantes a la buena vida. Y si no, al tiempo.