'De la ilusión al desencanto', título del último libro de Fernando Ónega que nos interroga ¿qué nos ha pasado a España? Don Fernando es un gran maestro del periodismo y el bardo de España, nadie como él describe con su portentosa voz las bellezas, la historia y las características de todas las ciudades y lugares de España.
Con motivo de la Feria del Libro, publica su última obra que es de indispensable lectura para todos a los que le interese la política. No entra en la polémica entre las dos Españas, sino que describe magistralmente cómo ha cambiado España en los últimos cuarenta años. Redactó los grandes discursos de Adolfo Suárez y es autor, aunque modestamente se escude en el silencio de la famosa frase Yo puedo prometer y prometo, tiene la sagacidad y el sentido del humor, típicamente gallego, es un notario de la realidad social, que certifica cómo éramos, antes de la Transición y cómo somos después de la Transición. No hace un papel de adivino, ni se aventura en cuál será el futuro de España. En una entrevista de radio con Isabel Gemio, cita la frase de Gramsci sobre los viejos tiempos que no acaban de morir y los nuevos tiempos que no acaban de nacer y cita a Adolfo Suárez diciendo le hemos hecho creer al pueblo español que la Democracia iba a resolver todos los grandes males que pueden existir en España... y no era cierto.
Ónega en su libro, aborda la construcción de la Democracia, los puntos negros y el cambio social, abraza la tesis de que en España la crisis ha sido muy profunda y ha supuesto un gran golpe a la clase media y también es de la opinión que las desigualdades han crecido. Da la impresión de que no se muestra favorable ni a ese mundo que muere, ni a ese otro que nace. Hace una radiografía a mi juicio espléndida.
Al final del libro enumera los cien cambios de un país en cambio que van desde un aumento de la población de diez millones a un incremento de la inmigración, a los transportes y a la incorporación a la tecnología digital. Naturalmente habla de los escándalos de la corrupción y resalta la crisis de las Cajas de Ahorros y bancaria. Hace una reflexión, casi exclusivamente española, sin referirse a la globalización y a problemas comunes con otros países. Se podría añadir que, por ejemplo, en la crisis bancaria se demostró un exceso de codicia y una falta de educación financiera. Los Chinos que son muy apasionados al juego, creyeron a un cierto punto, que la bolsa era un gigantesco Casino, que valía lo mismo ocho que ochenta, es decir, pura especulación. En España, incluso las preferentes, contaron con el apoyo inestimable de nuestra codicia, que nos impulsaba como es natural, a obtener más ganancias en menos tiempo, esto no sirve de disculpa para los empleados de banca ni para los puramente estafadores.
La crítica que hace Ónega a Podemos, no es muy descarnada, ya que aplaude que hayan puesto el dedo en la llaga y que han sabido gestionar y encauzar el cabreo nacional. Mi única critica, no me atrevería decir negativa, es que parece ser entusiasta de los nuevos tiempos y con esto no puedo estar conforme. Hitler y Mussolini representaron en su día esos nuevos tiempos en países que sufrían una gran crisis económica, Wolkwagon, quiere decir coche del pueblo, propaganda pura y dura, a diferencia de Carmena que nos quiere a todos los madrileños en bicicleta, el austriaco proponía un coche para cada alemán, Benito que era director de Il socialista, también proponía grandes medidas sociales, Lenin y Stalin fueron tiempos nuevos, lo mismo Sendero Luminoso en Perú. En cambio hablar de la Grecia de Pericles en el siglo V a.c. es referirse al nacimiento de la Democracia, y esos viejos tiempos, son los que construyen la democracia. La república de Weimar fue muy débil y tolerante y acabó engullida por el nacismo. Por último, en democracia, si se respeta la Ley se pueden combatir los populismos.
Volviendo al libro de Don Fernando es interesantísima toda la documentación que aporta y por su estilo periodístico es de muy fácil lectura. Los lucenses, pueden estar orgullosos de este gran rapsoda. En resumen, libro indispensable.
