El pasado fin de semana ha sido trágico en Portugal con 91 focos de incendios y con un fuego horrible en Leiria. El calentamiento global nos puede poner en las cuerdas, la amenaza de la desertificación avanza. Es cierto que con el declive del pastoreo y de la gestión de los bosques hay muchos rastrojos que se incendian por causa humana o por esos tremendos rayos a los que atribuye el presidente portugués Marcelo Rebelo de Sousa el tremendo daño causado. Con escenas dantescas de automovilistas envueltos en llamas.
En toda la cornisa cantábrica si no llueve y sigue haciendo este devastador calor puede ocurrir lo mismo a pesar de las brigadas de la UME y la profesionalidad y heroísmo de los bomberos. Mientras tanto, los vecinos ibéricos y latinos se debatían en lides políticas. En España, Pedro Sánchez a quién llaman el Renacido y yo, cariñosamente el Divino Pedro, se convirtió en Erdogan utilizando como el turco aspirante a Sultán a las bases, lo que Iglesias llama, la gente. Con una ejecutiva a su medida, repescando a dos ministras de Zapatero y con dos centuriones de lujo, el hábil y sutil Ábalos y la rotunda Lastra de la Comunidad Valenciana y de Asturias. Y una presidenta con mucha experiencia, la señora Narbona, reputada ecologista y distinguida feminista. La consigna es Vamos a la Moncloa y lo antes posible, convirtiendo al PP en fuente de todos los males y de todas las corrupciones que del mundo han sido. Se habla de España plurinacional sin explicar cuál es la diferencia con la España autonómica; y sutilmente se dice que primero hay que arreglar la casa y después ocuparse de la cuestión catalana. En otras palabras, que para llegar a la Moncloa pueden ser útiles todos los votos incluso los de los independentistas y el lema es Somos la izquierda. Felipe, la varonesa de Andalucía y los demás varones, o no estuvieron o se ausentaron o estuvieron mudos.
Mientras tanto en Francia, el presidente Macron obtuvo una victoria sin paliativos con un partido creado en menos de un mes y con una abstención monstruosa. El 55% se quedó en su casa. Los 341 escaños sobre un Parlamento de 575 le proporciona la mayoría absoluta pero tanto los radicales de Melenchon y el Frente Nacional de Marine Le Pen se declararon padres de todos los abstenidos. Las reformas liberales que pretende el amigo de Albert Rivera van a tener en contra a la calle. No hace falta ser adivino. Francia e Italia son dos países de gran conflictividad social. Donde hay tres italianos hay un meeting, y donde hay tres franceses una huelga. Los latinos somos así. En España pesan mucho todavía los 40 años de dictadura franquista. Un ejemplo banal lo explica: en Italia es impensable hacer colas, entra primero el más rápido y las calles se atraviesan por cualquier sitio. En España hay mucha disciplina social. Yo recuerdo que después de 14 años en Italia me llamaron la atención en todas las colas y no aprobaban mi forma de cruzar las calles. Sin embargo la creatividad latina y el ingenio son muy grandes entre todos nosotros.
Volviendo al fuego y a los incendios es necesario un gran plan de protección civil en la Unión Europea, con unidades muy bien preparadas para atajar catástrofes naturales como las inundaciones y, naturalmente, los incendios. En ciertas regiones de Europa hay también terremotos. Últimamente los ha habido también en Italia. Fernando de Salas, éste sabio que a los 97 años sigue repensando el mundo, ha propuesto a Naciones Unidas la creación de unos cascos verdes. Creo que en Europa es fundamental que en el término de defensa se considere el territorio propio y en vez de perder el tiempo y el dinero público en proyectos independentistas y otras frivolidades nos dediquemos a una defensa efectiva de la naturaleza.
Portugal está que arde y pronto otros desastres similares pueden ocurrir. Es hora de que suene la alarma.
