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Santiago Fernández Rocha

sábado, 17 de junio de 2017
Santiago Fernández Rocha,
el hombre tranquilo que se va del avispero

Santiago Fernández Rocha deja su acta de concejal. Se marcha una buena persona del Ayuntamiento de Lugo y eso es algo que no puede ser nunca positivo. Quizá con decir eso sea suficiente pero tampoco quiero ser tan parco en palabras, se merece algo más.
Santiago Fernández Rocha
Santiago se marcha sin lograr que el Gobierno Local le haya devuelto una fracción de la lealtad con la que él se comportó con ellos y tras regalarle a Lara el bastón de mando de la ciudad. Ha sido crítico cuando había que serlo, y ha querido ser práctico cuando quizá hubiera sido lo más inteligente aunque no se lo permitieron.

Su visión de un gobierno “progresista y de izquierdas” en Lugo no ha podido cuajar porque el espejismo de los tres concejales ha hecho que algunos en su casa pensaran que podrían desbancar al PSOE en las elecciones de 2019, cuestión heredada de un análisis optimista que no resiste la más mínima revisión en una ciudad tranquila y conservadora como es este Lugo nuestro, donde gusta tener algún concejal que dé vidilla pero nada más.

Lugonovo pierde su mayor atractivo con la marcha de Santiago, que atrajo hacia sí un montón de Santiago Fernández Rochavotos desencantados y moderados de izquierdas que jamás habrían confiado en la marca local de Podemos por mucho repelús que les diera el PSOE de Orozco. Esos votos probablemente volverán a la casa socialista de la mano de una Lara encantadora que recuperará una parte del terreno perdido por su antecesor.

La izquierda en Lugo tiene cuatro opciones y cualquier analista político les explicará con facilidad que esa es la mejor manera de perder sillas en el Pleno. La dispersión del voto se castiga duramente en el reparto de concejalías y tener a socialistas, los de Podemos, los otros comunistas y los nacionalistas como opción complica muchísimo las cosas.

Santiago tenía razón cuando creía que su mejor baza era un gobierno de concentración de izquierdas, pero darse contra un muro día sí y día también acaba por sacar chichones.

Que el amigo Rocha estaba hasta las narices y pensaba dejarlo era una cosa más que sabida en Lugo, pero eso no minimiza la tristeza que puede producirnos a algunos que una persona templada, inteligente y que siempre puso la ciudad por encima de unas u otras siglas, abandone el barco.

Ya en los tiempos en que participaba en las tertulias del lamentablemente extinto Club de Opinión dirigido por el gran Paco Nieto, aportaba sabiduría y temple a las charlas en que participó en tantas ocasiones y a muchos nos hacía pensar “¡qué gran concejal daría este hombre!”. Y lo ha dado. La pena es que se equivocó de partido.

Que Rocha estuviera en Podemos, o en la rama lucense de Podemos bajo el nombre de Lugonovo, era un disparate ideológico porque la forma de pensar de este hombre, por lo que le he escuchado, es más de algo tipo Democracia Galega o similar. Ha sido la voz de la cordura en un ámbito en que se exigían medidas más de echarse al monte, y esa tensión es imposible de resistir durante mucho tiempo. De hecho mi sorpresa es que haya aguantado tanto, yo pensaba que no acababa 2016 como concejal.

A pesar de ser ideológicamente incompatibles, Santiago siempre ha tenido una relación cordial conmigo y más allá incluso de la mera simpatía personal (con la que cuenta por mi parte) ha habido colaboraciones en temas de interés de la ciudad, cosa que es siempre digna de aplauso.

El Pleno en que Santiago deje su acta será un mal día para Lugo, porque perderá un gran defensor. Por lo demás, quizá sea bueno para él así que le deseo lo mejor. ¡Gracias por todo, Santiago!
Latorre Real, Luís
Latorre Real, Luís


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