Manolo el del bombo

Manuel Cáceres Artesero conocido como Manolo el del bombo ha recorrido toda la superficie del globo apoyando a la selección española de fútbol. Es un jefe de clac nato. Se pasea con su gigantesco bombo a golpe de porrazo consiguiendo el apoyo de los aficionados. El tiene un bar en Mestalla cerca del campo del Valencia y el martes pasado se dirigió en coche a Murcia donde jugaba la selección española contra Colombia. Aparco el coche y en un descuido mientras estaba hablando de su tema favorito el futbol forzaron la cerradura del vehículo y le robaron su apreciado bombo. En las entrevistas radiofónicas le oímos llorar por haber perdido a su compañero de fatigas en tantos estadios. Esto me recuerda una noche de reyes en que me robaron una muñeca que tenia en mi coche para la hija de una amiga. El ladrón se llevo la ilusión de un niño. Un regalo que sin duda le habría hecho feliz. Todos los robos no tienen justificación pero hay algunos que claman al cielo. Quitarle a Manolo el bombo es sobre todo una estupidez como fue en mi caso llevarse a la muñeca. Hay personas que disfrutan del mal ajeno y a veces por conseguir notoriedad estoy convencido que la policía y los aficionados encontrarán este gigantesco tambor o se hará una colecta popular para que este hombrón pues los tragos y buenas comidas han redondeado mucho su físico pueda seguir levantado pasiones. No lo tuvo fácil en el mundial de Japón y Corea porque las medidas de seguridad le impedían hacer su paseíllo, su particular pasodoble y lo reducían a la inmovilidad, eso si siempre tocando el tambor. Gunter Grass escribió su obra mas famosa el tambor de hojalata que aunque nada tiene que ver con la actividad de Manolo sin embargo dignifica a este instrumento como el tamborcillo del Bruch que arengaba a las tropas en la guerras napoleónicas. En una orquesta el bombo juega un pequeño papel de acentuar los momentos mas dramáticos, solemnes de las composiciones musicales. En la marcha de Radetzky que cierra el concierto de año nuevo en la unión sinfónica de Viena, los tambores marcan el paso de los desfiles y en Calanda 3 000 tambores, que tanto gustaban a Buñuel, anuncian el drama de la pasión. Nuestro hombre Manolo se mueve en otros campos ya no son guerras ni profesiones sino una competición deportiva que mueve a las multitudes. Si tres cientos ochenta y cinco millones presenciaron la final de la Champion’s League entre la Juve y el Real Madrid se comprende la importancia que tienen las competiciones deportivas en el mundo de hoy. Manolo es un adalid de estas hordas victoriosas que dirimen sus batallas en los campos de juego. Su originalidad y la fuerza de su imagen merecerían un año, el premio princesa de Asturias de los deportes. Manolo eres grande y cuando te devuelvan el bombo hazlo restallar en un homenaje a todos los que te tenemos afecto y te deseamos que sigas por muchos años llevando el nombre de España por los cinco continentes.