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Ultras en Cibeles

jueves, 25 de mayo de 2017
Ultras en Cibeles La castiza Plaza de las Cibeles ha vivido unos días muy intensos con los hinchas del Real Madrid que, tradicionalmente, se reúnen ante la estatua de la Diosa para festejar los triunfos deportivos de los merengues. La expedición del equipo procedente de Málaga llegó pasadas las 2 de la noche y se repitieron las escenas de entusiasmo de ritual y les tocó a Sergio Ramos y a Marcelo el honor de vestir a la Diosa con la bandera del club.

Al día siguiente todavía circulaba por Madrid la caravana del Real por las calles de la capital visitando la alcaldía y la Comunidad. Fuera del Palacio de Correos estaban los chicos de falange española con sus pancartas y sus banderas. Dentro del Ayuntamiento, acogidos amorosamente por la alcaldesa Carmena, estaban los “noys”, los ultra de Barcelona, acompañados por Ahora Madrid y los activistas de Podemos. En esta reunión de ultras se apoyaba un golpe de estado en toda regla. Se pretendía imponer al Gobierno un referéndum pactado que aprobarían las Cortes Españolas y la Generalitat. En los años 30 del siglo pasado se tomaban estas cosas muy en serio y a la tremenda. Se fusilaban a quienes pretendía cambiar el régimen, el orden constitucional por las bravas. Ahora se habla de diálogo y se ponen cataplasmas a la desfachatez. En Cataluña burla burlando se intenta desconectar a esta Comunidad autónoma que ellos, pomposamente, llaman nación de España. No se aceptan ni las leyes ni la Constitución, no cumplen siquiera el estatuto de autonomía que les impide convocar y celebrar un referéndum sobre un tema tan importante. Mientras los de fuera, los fachas, gritaban, aullaban, España, una grande y libre, dentro los de las sardanas y las butifarras estaban muy serios y preferían una sarta de chantajes al Estado. Lo hacían con la impunidad de estos tiempos en que se perdona todo y la política se ha convertido en un baile de máscaras. Imperan tiempos de frivolidad. El concepto de patria se ha devaluado y, mientras los alcaldes del cambio prohíben que se interprete el himno nacional, los podemitas y sus aliados independentistas se desgañitan cantando Els Segadors con mucha solemnidad imitando a esos simpáticos asnos que forman parte del ideario y del imaginario independentista.

Si huebiera un instrumento para medir quienes son más ultras probablemente ganarían Puigdemont y compañía pero eso sí con corbata y con aire de pícaros y monaguillos, con esa compunción que les caracteriza.

Así que la Cibeles vivió su jornada de fachas y a razonamientos serenos se sustituyeron los disparates.

El periódico La Vanguardia de Barcelona titulaba que Puigdemont echaba una mano al Gobierno, lo que está muy bien siempre que se complete la frase y se indique que al cuello y con un nudo corredizo.
Antuña, Joaquín
Antuña, Joaquín


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