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Jesús Pita Saavedra

miércoles, 17 de mayo de 2017
Jess Pita Saavedra Jesús Pita Saavedra, fundador de la compañía de transporte de viajeros El Ideal Gallego
A buen seguro, muchos de los orteganos que durante años se subieron a los autobuses de línea de El Ideal Gallego –más tarde renombrada como IASA- desconozcan aún hoy que esta fue creada por un paisano suyo, concretamente por Jesús Pita Saavedra. Este empresario ortegano nacido en San Claudio a finales del siglo XIX, pasó, como muchos de sus contemporáneos, algunos años de juventud emigrado en Cuba, a donde fue a trabajar, en 1916, en una tienda de comestibles que un tío suyo tenía en La Habana.

El alejamiento de Jesús de la tierra que le vio nacer tan duró tan solo un par de años. A su regreso, se estableció en Ferrol, en donde compró una fonda para dar camas a los nuevos inquilinos de la ciudad y a sus transeúntes. El negocio también fue para él de tránsito, pues él deseaba tener un negocio con una mayor proyección. La ocasión se le presentó cuando unos curas de la zona quisieron deshacerse de una línea de transporte de viajeros. Pita se la adquirió conjuntamente con los tres automóviles con que hacían la ruta entre Ferrol y A Coruña.

Desconocemos si el nombre de El Ideal Gallego era el nombre oficial de la empresa antes de su adquisición o fue él quien se lo puso. Aunque no sería extraño que este fuese su nombre original, ya que, según consta en varios lugares, su fundación data de 1912, e igualmente fueron miembros del clero los que crearon, en 1917, un periódico con el mismo nombre en su cabecera. En este último caso, su fundación se debió al sacerdote de Cuntis José Toubes Pego que lo creó amparado por el arzobispo de Santiago, José María Martín de Herrera y de la Iglesia(1).

Lo que sí está claro es que durante algún tiempo Jesús Pita estuvo cubriendo el trayecto entre Ferrol y A Coruña con los tres automóviles que ya poseía la empresa. La ruta por la que circulaban pasaba por la carretera de la costa, atravesando las localidades de Xubia, Maniños, Cabañas y Pontedeume. Sus tres vehículos, aunque eran de tres marcas distintas (Chevrolet, Hudson(2) y Essex(3)), compartían un mismo defecto: su capacidad máxima era de tan solo seis pasajeros. Es decir, eran poco más que unos turismos, lo que hoy llamaríamos unos microbuses. Un defecto muy importante para una empresa que deseaba dedicarse al transporte colectivo de viajeros. La solución que le dio al problema el visionario empresario ortegano fue la de sustituirlos por unos verdaderos autocares de la marca suiza Saurer, el mayor fabricante de vehículos pesados en aquellos momentos(4). Sus dos primeros vehículos montaron sendos motores de gasolina, mientras que el tercero dispuso de uno de gasoil. Sus respectivas placas de matrícula se correspondieron con los números 3314, 3446 y 4288 de A Coruña. Pocos años después, Pita adquirió un nuevo vehículo, esta vez del modelo Diamond de la marca americana Reo, que registró con la matrícula 5719.

Como cualquier otro empresario, una de sus grandes ambiciones fue la expandir su compañía lo más posible lo más posible, algo que también tuvieron muy presente sus sucesores. Por ello, Jesús puso todo su interés en solicitar de la Administración la creación de nuevas rutas, a la vez que adquiría aquellas otras empresas del sector que se lo proponían.

El segundo itinerario por el que circularon sus autocares tuvo como destinos igualmente las ciudades de A Coruña y Ferrol, pero esta vez discurriendo por la carretera que pasaba por las localidades de O Seixo y Pontedeume.

A la muerte de Jesús Pita será su hijo Antonio Pita Barro(5) el que le tome el relevo y le dé continuidad a su inestimable labor empresarial. En esa nueva etapa, la primera incorporación que realizó Antonio a El Ideal Gallego la hizo por medio de la compra de la compañía que poseía José Antonio Regueiro, otro transportista de zona, más conocido por el nombre de El Músico, cuyos vehículos hacían el recorrido entre Limodre al Seixo. Ambos empresarios eran viejos conocidos y compartían, además de su amistad, diversas circunstancias vitales, como eran las de ser hijos de padres que habían pasado por la emigración, y que, además de trasladar a sus vecinos por sus rutas habituales, también les ofrecían algunos otros servicios discrecionales para acercarse hasta algunas de las ferias y romerías que se celebraban a lo largo del año en las localidades próximas. Entre ellas estaban la Festa das Peras de Pontedeume, la Romería dos Remedios de Betanzos, y la de San Andrés de Teixido, en Cedeira.

Con su nueva adquisición, Antonio Pita también se hizo cargo de los dos vehículos de la firma Reo(6) de la empresa de Regueiro. Unos viejos autocares que todavía utilizaban neumáticos traseros macizos y cuya palanca de marchas vibraba tanto que tenía que estar anclada con una cuerda a algún sitio para que una vez en ruta el coche no se quedase en punto muerto. En sus cabinas, al lado del asiento del conductor, había otro para el cobrador o revisor, y en el compartimento destinado a los pasajeros, este estaba dividido en dos secciones, una para los viajeros de primera clase y otra para los de segunda. Además, disponían de unos bancos de madera colocados sobre el techo del vehículo, en los que se sentaban algunos de los pasajeros a la intemperie y sin ningún tipo de sujeción, por lo que, en ocasiones, sufrían algún accidente cuando el autobús pasaba sobre un bache o su conductor frenaba bruscamente. Junto a ellos, los revisores acomodaban los equipajes del resto pasaje, y las mercancías que tenían que ir depositando en diferentes destinos.

En los años posteriores a la Guerra Civil, los precios del billete ordinario entre Ferrol y A Coruña era de 6,50 pesetas, mientras que si el viajero lo adquiría de ida y vuelta, este reducía su coste a 10 pesetas, además de mantener su validez durante los quince días siguientes.

A principios de la década de los años sesenta, Antonio se asoció con su cuñado Juan López Vilar, para fortalecer todavía más la empresa, pasando a llamarse la sociedad Herederos de Jesús Pita Saavedra. S.R.C. Al igual que había sucedido hasta entonces, la empresa continuó con su expansión. La primera ampliación de esta nueva etapa tuvo lugar en agosto de 1973 cuando incorporó a su capital empresarial dos nuevas Jesús Pita Saavedraempresas del sector: las regentas por dos de los grandes empresarios del sector, Manuel Rañal, propietario de El Noroeste, y Cal Pita, de El Oriente. Con sus nuevas incorporaciones, El Ideal Gallego pudo empezar a cubrir la ruta entre Ferrol y Viveiro, pasando por Moeche, Ortigueira, O Barqueiro y Vicedo, y la de Xubia a A Coruña. Ambos itinerarios habían sido simultaneados hasta entonces por El Oriente y el Noroeste, si bien, es justo decirlo, los autocares de El Noroeste eran los que gozaban de un mayor prestigio entre sus clientes, debido a que sus carrocerías eran más vistosas y sus interiores más confortables.

En 1975, El Ideal Gallego cambió su popular nombre por el particular y abreviado de IASA. La peculiar denominación escondía el nuevo nombre de la compañía, que pasó a llamarse Ideal Auto, Sociedad Anónima, aunque muchos de sus clientes, sobre todo los más veteranos, le mantuvieron el clásico de O Ideal.

En 1993, los gestores de IASA adquirieron otra de las empresas de referencia del sector, como era la Empresa Ribadeo, que había sido fundada en 1930, y que dos décadas más tarde se anunciaba como ERSA (1957). A pesar de que IASA compró todas sus participaciones, le mantuvo sus señas distintivas, aunque no la numeración de sus vehículos, que los renumeró dentro de su flota general. La firma ribadense tenía entonces un capital social de 420.792,61€ y contaba con 19 empleados. ERSA acabó de despedirse de su propia imagen identificativa el 28 de diciembre de 1998 cuando IASA le impuso sus propias señas.

Un año antes de que esto sucediese, IASA ya se había convertido en el primer grupo de transporte de viajeros por carretera de Galicia, con unas ventas de 12,3 millones de euros y unos beneficios de 2,4 millones anuales, gracias a la compra de la empresa santiaguesa El Celta(7). Un firma que no le era ajena a los socios de IASA, ya que desde 1994 había sido participada por ellos y por los hermanos Ferrín. Tras su incorporación definitiva, los autocares de El Celta fueron numerados y decorados con la librea de la entidad matriz, aunque en ellos siguió constando su antigua procedencia por medio de unos rótulos con su nombre situados en su parte frontal.

1999 será el año definitivo de la desaparición de IASA y de sus primigenias y auténticas señas. En ese momento histórico, la mayor empresa del transporte por carretera de Galicia tenía bajo su mando más de 170 autocares y casi 300 trabajadores. Un capital económico y social del que se hizo cargo la multinacional inglesa Arriva por 27,6 millones de euros. Su nueva propietaria había sido fundada en Sunderland por la familia Cowie en 1938.

En el nuevo siglo, la veterana IASA tuvo que realizar numerosos cambios tanto externos como internos para adaptarse a su nueva empresa. Entre los primeros, los más evidentes fueron las rotulaciones de sus vehículos y oficinas, que mudaron sus antiguos colores y emblemas por los de la nueva compañía. A ellos hay que sumarles el traslado de sus oficinas de Ferrol a la nueva sede en la estación central de autobuses de A Coruña, a la vez que se clausuraban sus talleres de mantenimiento de Fene.

Pero los cambios más graves se produjeron a nivel interno, sobre todo en lo respecta a su plantilla. Con la familia Pita, la estructura organizativa de la empresa estaba se basaba en la estabilidad de sus trabajadores, y en el conocimiento y vinculación que estos tenían de los clientes de la compañía. Una filosofía empresarial que la nueva propietaria sustituyó por otra regida en la aplicación taxativa de los convenios laborales, que dio lugar a diversos enfrentamientos entre los representantes de la compañía y de los trabajadores, además de a varias huelgas de su personal. Además, Arriva Noroeste -como ahora se llama la compañía- llevó a cabo una reestructuración de las líneas de viajeros con la vista puesta en ofrecerle una mayor eficacia y puntualidad a sus usuarios, lo que hizo que la empresa se centrase sobre todo en aquellas rutas más rentables, como eran las de Santiago y en los trayectos por autopista. Las consecuencias de todos estos cambios fueron bastante perjudiciales para la nueva compañía que empezó a dar unas pérdidas de más de dos millones de euros por ejercicio fiscal.

Otras empresas de transportes absorbidas por IASA fueron: Pereira(8) (1980), Hermanos Veiga(9) (1975), El Rápido(10) (1986), Ferrol-Bus UFTASA(11), Autos Veiga(12), Servizo urbano do concello de Cervo, Fermín Maroño(13), El Villalbés(14) y Farruco(15).

El Ideal Gallego había surgido de la mano de Jesús Pita en un momento histórico en el que los carros tirados por caballos todavía no habían dejado paso al ferrocarril, y en el que el transporte de viajeros por carretera en vehículos particulares era todavía ínfimo. Por ello, y durante mucho tiempo, El Ideal Gallego, junto a otras empresas de gran tradición y solera en Galicia, como fueron, primero, Castromil y El Oriente(16), y, posteriormente, El Celta, Finisterre, Ersa, La Unión, Cal Pita, Ribadeo, Monforte o Pereira, contribuyó a dinamizar el transporte de viajeros y mercancías, y con ello la sociedad y la economía de Galicia.

NOTAS:
1. El diario coruñés cumplió el 1 de abril de 2017 su primer centenario.
2. Hudson Motor Car Company fue una marca creada Joseph L. Hudson, un empresario de Detroit, en 1909, desapareciendo en 1957 tras fusionarse en 1954 con la Nash-Kelvinator Corporation para formar la American Motors Corporation.
3. Esta marca norteamericana fue instituida por la Hudson en 1918 para la fabricación de coches económicos. Tenía su sede en Detroit, al igual que la Hudson.
4. En 1910, Saurer disponía de fábricas en Arbon (Suiza), Suresnes (Francia), Lindau (Alemania) Plainfield (Estados Unidos) y Viena (Austria). Además, construía camiones en otros países bajo licencia de otras marcas como OM, en Italia; Saurer-Armstrong, en Gran Bretaña, MAN, en Alemania, y Kraftfahrzeug Gesellschaft Wien, en Austria.
5. Antonio Pita Barro nació en 1919 del matrimonio formado por Jesús Pita Saavedra y Vicenta Barro Penabad.
6. La marca de automóviles R.E.O. se correspondía con el nombre de su fundador Ransom Eli Olds. La marca había aparecido en 1904, acabaría siendo absorbida en 1936 por la White Co., reorientándose de los vehículos particulares a los industriales. Muchos de sus camiones serían comprados por los ejércitos de muchos países, incluido el español, por su dureza y longevidad.
7. La empresa El Celta había sido fundada por primera vez por Francisco Matilla Gavilán en diciembre de 1943, y se refundada posteriormente en 1954 por Antonio Iglesias Fernández.
8. Poseía la concesión que unía las capitales de A Coruña y Ourense.
9. Fue fundada por Manuel Veiga Caldeiro en los años 50, tenía la línea de Lugo a Viveiro por Baamonde.
10. El Rápido fue creado por Gabriel Sanjuán Varela en la localidad de Xestal (Monfero). Sus herederos detentan hoy, a través del Grupo Sanjuán, Autobuses de Calo, en Galicia, y Empresa Boadilla, en Madrid.
11. UFTASA eran las siglas de Unión Ferrolana de Transportes en Autobús S.A., formada por Ideal Auto S.A. (IASA), Autos Paco S.A. (APSA) y Rías Altas S.A.
12. Estaba establecida en Ferreira do Valadouro
13. Estaba establecida en Mugardos
14. La empresa vilalbesa, propiedad de Celestino Pardo Vázquez, de Roupar de Abaixo (Xermade), explotaba las líneas Vilalba-Ferrol y As Pontes-A Coruña.
15. Empresa muy conocida en la comarca del Ortegal por ser la que hacía el transporte regular de viajeros de Mera a Cariño.
16. La empresa El Oriente fue fundada por Antonio Cal Pita, quien explotaba junto con El Noroeste las líneas que unían Viveiro con Ferrol e A Coruña pasando por Ortigueira.

Para saber más:
Gómez Vázquez, Moisés (2011). O Ideal Auto. Ribadeo. Huella Digital, S.L.
Suárez Sandomingo, José Manuel
Suárez Sandomingo, José Manuel


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