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Moncho del Azul

sábado, 05 de mayo de 2007
HOMENAJE A UNA INSTITUCION COMPOSTELANA: MONCHO DEL AZUL

“Una de las grandes riquezas de la vida es la que encuentras en bares como El Azul de Moncho: el buen café, la amistad, la buena soledad, las miradas para soñar y la tertulia convivencial” (Agustín García Calvo “Júpiter”, Luis Buñuel “El del Tambor” y Richard Feynman Premio Nobel “El Físico de las Putas” o funcionarias del cuerpo: Los tres se pasaron por El Azul de Moncho y son unos grandes defensores de los bares, de los cafés como universidades de la vida)

Con este escrito quiero rendir homenaje a una gran institución compostelana que se jubila por méritos propios, a una gran institución promotora del mejor capital social, del capital convivencial, al compostelano de la Calle del Medio Moncho (Ramón Marcelino Boullón y Moure) del Café Ideal Bar Azul, situado estratégicamente en la ciudad vieja y monumental de Santiago de Compostela

Llegue de mi pueblo Vegadeo (Asturias) a estudiar economía en Santiago de Compostela en octubre de 1967 y al principio, solo en la ciudad, con unas novatadas criminales en el Colegio Mayor Generalismo Franco (ahora se llama Rodríguez Cadarso) y un primer curso en la Facultad de Económicas de 360 alumnos en el que nadie nos informaba de nada, me hallé bastante perdido.

Uno de los sitios donde comencé a encontrarme y muy bien, fue en El Azul de Moncho. En primer lugar estaba, digamos lo material (si bien se trata de lo material-inmaterial que te permite saborear pero también reflexionar, charlar, vagar, junar, perderte, encontrarte, volverte a perder…), el café sensacional y que me encantó, pues, en aquella época, por lo general, eran muy malos y en bastantes casos lo siguen siendo.

En segundo lugar, y tan importante como el buen café o si cuadra mas, estaba lo convivencial, el brebaje vital, lo que los sociólogos llaman (estudié en París con uno de los creadores del termino, con Pierre Bourdieu), desde no hace mucho, el capital social.

Es decir, en El Azul estaba Moncho con su simpatía y su gran capacidad para generar y promover capital social, para relacionarse, para charlar y no solo de fútbol, de su Barça y que ya ha colocado a sus nietos ¡Mecachis!, para tertuliar sobre lo divino y lo humano, para debatir, para generar un ambiente convivencial pero sin pedantes cultureteiros, pero también para prestarte unos durillos en aquellas épocas estudiantiles de mucha escasez pero de muchas alegrías (ahora mas puede ser mucho menos: muchos mas bienes, mucho mas de todo y como sea pero mucha menos humanidad, una grave desertización de las relaciones humanas), para ayudar, informarte, orientarte, echarte una mano si lo necesitabas, guardarte los panfletos en el sótano o almacén (su suegro, ya fallecido, Don José Rodríguez Montaña, con motivo del intento de golpe de Estado del 23F y años antes llamó a Moncho por teléfono y le dijo: “Tira todo o que teñen ahí Cancio é os demais”), para presentarte (él y sus camareros y buenos amigos), especialmente, a una cliente, a una peregrina a la búsqueda de la comunión de los cuerpos y de las almas (no piensen mal: el alma no es mas que el espíritu encarnado en busca de sentido y significado. Feynman: “La fisica no es la cosa mas importante. La cosa mas importante es el amor”), del justo y santificador jubileo…

Allí, en El Azul de Moncho, conocí a Françoise La Bruja Bretona, A Marta La Bolerista de Tacón de Aguja, a Olga La Rusa, a una padronesa muy grande y que nos mirábamos mucho y Moncho al quite, a Claudia La Suiza, una guapa enigmática, rabuda y con personalidad pero que no era de fiar…

Allí, los de la célula comunista preparábamos las acciones, si bien también manteníamos muy buenas relaciones con los anarquistas de Su Serenisima El Príncipe Galín (otro cliente del Azul) y así llevamos a cabo el apoteósico, subversivo, situacionista y montuno movimiento universitario de los Servicios universitarios y de los Pisitos Bueniños, Bonitiños e Baratiños (lo que había y de forma general eran cuchitriles), el inigualable, muy combativo, fraternal y amatorio Movimiento Universitario del Cerdo Gloriosis Causa Juan Jacobo Paradox, el Conejo Prometeo (que trajo de su huerta el camarero del Azul, el gran amigo Guillermo y que sacamos con Galín y Agustín Gracia Calvo en la Galería Sargadelos de Chichi Campos para dar cuenta de una universidad aconexada, enconexada), el Burro Zenón de Kotapos (este eminente y muy dicharachero Doctor Gloriosis Causa tenía su residencia de invierno en la Residencia Universitaria Burgo de las Naciones y cuya apertura reivindicaron y consiguieron los universitarios movilizados) y las Insignes Gallináceas que bulliciosamente irrumpieron en el Paraninfo de la Universidad de Santiago de Compostela alborotando el gallinero ou poleiro universitario ¡Menudo poleiro!, Menudo galiñeiro!, ¡Vaya selva!, ¡Vaya sarcófago panteón de cuarta donde yace que no pace el saber, la critica y el conocimiento!.

Moncho, pero asimismo los camareros del Azul y buenos amigos, Pepe (ya fallecido y que siempre recordamos), Guillermo (ya jubilado y que sigo viendo y saludando), Carlos (ya fallecido y que también recordamos), Pepiño, Fernando y Rogelio, estaban al tanto de nuestras acciones universitarias y otras muchas luchas, de las que les dábamos cuenta y comentábamos.

Igualmente, estaban en El Azul Doña Carmiña (la jefa, la elegante esposa de Moncho), las hijas de Moncho, Chus y Salomé (Moncho me hizo trabajar en varias ocasiones en sus deberes estudiantiles), y ahora sus queridos nietos: Marcos (que mete muchos goles), Laurita y David.

En El Azul, ¡como no!, tuvo una de sus muchas sedes la Coordinadora Nudista Ecológico Radical (Desnudaos del hombre viejo, No a la contaminación espiritual y Viva la verdad al desnudo) y desde donde, con Moncho siguiendo muerto de risa la conversación por teléfono con Radio Club Tenerife, convocamos manifestaciones en Tenerife por el problema que había surgido en la playa de Las Teresitas con lo de las tetiñas free (a lo que Feynman El Gran Explicador, a las Tetiñas Free, era tan aficionado y decía aquello de “Hay mucho sitio al fondo y con esta visión de la libertad gozosa de las formas mi electrónica cuántica furrula mucho mejor”).

Los convocantes de la Mani de las Tetiñas Free de Las Teresitas, y que sacamos de la manga por teléfono y ad hoc en el Azul de Moncho y gracias a su complicidad, fueron los grupos nudistas El Platanito Pelado y El Guanche Despelotado integrados en la Coordinadora Nudista. Este combate, carnal-espiritual, agustiniano, buñuelesco, feynmaniano y desmitificador, de la Coordinadora Nudista y otras muchas luchas radicalmente desnudadoras, y que sirvieron para mejorar algo las cosas, nos dieron mucho juego en El Azul de Moncho y lo pasamos muy bien.

Las historias del Azul de Moncho son muchas, diversas y maravillosas. Incluidos los momentos duros y muy tristes, y que los hubo.

El Azul de Moncho ha sido una excelente Universidad de la vida (de la otra, de la Universidad mandarinil, funcionarial, politiquera, partidista, clientelar y profundamente amargante y frustrante, como de la buena educación, mejor no hablar) y que procura la mejor formación, la que te enriquece humana, vital y socialmente.

Moncho se jubila en El Azul con todo merecimiento y después de empezar a trabajar a los 14 años y de llevar 48 años en la barra, día tras día incluidos los sábados y domingos (para suerte nuestra). Lo vamos a echar mucho de menos.

Como él en El Azul habla muchos idiomas (ingles, francés, alemán, italiano, portugués, etc., además de gallego y español. ¡Ah! y catalán del Barça. De seguir así las cosas en lo que van dejando de España pronto habrá 17 o más idiomas oficiales) con sus clientes y visitantes, y con mucha gracia, yo, al gran amigo Ramón Marcelino, profesor de relaciones humanas (así figura anotado en el homenaje que se le hizo hace poco al amigo Felix Navaza), lo voy a despedir en ruso y chino (es una pena que no se escuche lo bien que lo pronuncio) pero tomado de latín que es clásico como clásica ha sido la gran institución El Azul de Moncho: Veritas, libertas, amicítia praecípua humani ánimi bona (La verdad, la libertad y la amistad son los principales bienes del alma humana), Amicus óptima vitae possessio (El amigo es la mejor posesión de la vida) y Amicis quaélibet hora (Para los amigos de verdad, cualquier hora).

Moncho, queridísimo amigo, has rendido un gran servicio (¡¡sin desgravar!! y a otros – los que tu y yo sabemos - les dan millones por nada, por amargarnos con su ruido politiquero, con su malísima propaganda), muchas gracias por todo y siempre a tu disposición.
Cancio, Miguel
Cancio, Miguel


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