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Son peligrosos los ecologistas?

jueves, 13 de abril de 2017
‎En la Place de l'Opera en París hace unos años había unas banderolas y unas pancartas de una conocida publicación francesa con la inquietante cuestión de si "son peligrosos los ecologistas". Todavía la ecología no se había convertido en la nueva religión de Europa. Vista la revista se analizaban los pros y los contras. Todo muy académico y desapasionado. El pasado día seis de abril en mi almuerzo del jurado del premio a la libertad de conciencia incendie a la mesa, con esta inocente pregunta, la provocación espoleó a mis ilustres comensales, que reaccionaron mirándome despectivamente como si fuera un reprobo, un hereje digno de una buena hoguera, incluso uno de ellos que se conocía al dedillo toda clase de pájaros y que había sido ministro de Felipe González, dejo de comer ante mi blasfemia, perdió el apetito. Esta nueva religión que prohíbe el humor y no necesita comprobación, convertida como esta en artículo de fe. El amor desmesurado por los animales, a los que se atribuyen derechos animales equiparables a los humanos, en el caso de los grandes simios, solo basta la petición a apuntarlos a la Seguridad Social y a candidatos a los beneméritos hogares de tercera edad del Padre Ángel. El ridículo máximo por su sublime cursilería, el Ecoparque de Buenos Aires, donde no saben que hacer con elefantes "empoderados". Que decir de la furia de los antitaurinos, violentos, lenguaraces con ojos inyectados en ira o de ciertas cofradías violentas que cometen mini actos terroristas en favor de los pollos, los visones y otros animales que van desde las ballenas a las cobayas. Cuando miraba a mi perrita "La Peque", que era tan mona cuando era pequeñita y luego empezó a crecer y se convirtió en un perrazo destructor, hasta que me la secuestraron, me preguntaba que pensaba cuando se quedaba sola, incluso le preguntaba si prefería al Divino Pedro o a la Fontanera Prodigiosa de Triana. La pobre perrita me miraba confusa, parecía una militante del PSOE, perpleja. Cambiando de registro la alimentación se ha visto afectada por las nuevas creencias y ha impulsado otros consumos, como el veganismo que fomenta la repulsa a la utilización de los animales para nutrirnos, decorar nuestras casas y vestirnos. Leche si, pero solo si eres infante con las ubres maternas y esto vale también para les vaquines asturianas que solo deben alimentar a sus crías y nada de engordar a los humanos. Pieles claro está desterradas, los visones, armiños, martas completamente vetados y no digamos las pieles de cocodrilos y de avestruces. Va de retro. Este vegano perfecto, naturalmente debe desplazarse en bicicleta, debe creer a pies juntillas las máximas que predican los gurus ecolos, como les llaman los gabachos. Llegados a este punto la austriaca exministra de Exteriores se disculpa por su Presidente verde, pero aclara que es moderado y flexible, vamos que tiene sentido común o mejor remató yo, siempre al quite, sentidiño gallego, que es el único que existe en la España actual, ya que el bon seny catalán ha fenecido.
Son peligrosos los ecologistas?
Tiro la piedra de la desaparición de los dinosaurios, cuando no había ni factorías, ni coches, ni estos modernos artilugios del llamado progreso y veo que se fruncen las cejas y prefiero callarme no vaya a ser que me expulsen de la mesa. Falsas nuevas enfermedades que son como el pan integral y fomentan una legión de hipocondríacos y aprensivos de todo tipo, mientras tanto aspirinas, antibióticos y vacunas han prolongado la vida humana hasta límites insospechados. Ese confort que contamina contribuye a la calidad de vida, de una parte de la humanidad, como moderno banquete del rico Epulón, mientras las migajas quedan para los que no contaminan y se debaten en las estrecheces de la miseria. Así esta el mundo con los contaminadores orondos y longevos y con los que no pueden polucionar nada y padecen la inanición y viven en los basureros de los privilegiados. No mencionemos a la energía atómica, ese producto de la mente distorsionada del monstruo de Frankenstein, que abre la caja de Pandora, cuando se desata y descontrola o el fracking que saca combustibles de las piedras o los transgenicos que multiplican los alimentos, pero a los que se acusan de todos los males o a ese aceite de palma ahora cuestionado por la desforestacion que causa y sus dudosas virtudes alimenticias.Todo un aluvión de preguntas sin respuesta cierta para todos los Donald y primos de Rajoy, que en el mundo han sido y por último el lenguaje,que debe adaptarse a esta nueva religión que proscribe el sexismo y nos llena de "miembras" y de otras lindezas. Es el reino de los trans y de los hermafroditas de los antiguos griegos y romanos. El ecologismo interpretado como religión nos está castrando, como a perros y gatos, somos los modernos "castrati", las voces blancas de este atribulado Planeta Azul. Ha hecho bien Don Xulio y sus estupendos amigos lucenses en apuntarse al Inserso y pasarse unos días de cuchipanda en Mallorca como los Lopeces, cuyo nombre deriva del lobo.
Antuña, Joaquín
Antuña, Joaquín


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