Moonlight

El gran chasco para La La Land‎ y para Donald Trump y sus amigos se produjo en la ceremonia de entrega de premios del teatro Dolby de Los Angeles cuando Warren Beaty se equivoca y les atribuye el premio a la mejor película en vez de a la ganadora Moonlight. Es la primera vez que sucede este error, que quedará como la gran anécdota de una edición de los Oscars que no había ofrecido grandes alicientes, ni siquiera casi hubo ataques a Trump. Sin embargo la gran bofetada para Donald y sus votantes en su inmensa mayoría blancos y no precisamente amigos de la homosexualidad rozando y desbordando la homofobia. Un película lentísima, indi, es decir independiente de un joven acosado y homosexual en un ambiente de familia desestructurada con una madre todo lo contrario de ejemplar, con camellos y pequeños traficantes de droga y con imágenes muy poderosas. Recuerda a las películas danesas rodadas con una sola cámara. Derrota también de la gran industria, costosísima, que derrocha millones de dólares y presenta una reedicion de Cantando bajo la lluvia, rodada incluso en el mismo estudio. A este musical lo bate una cinta representativa del arte pobre, l'arte povera, con muy bajo presupuesto y con una historia que refleja el mundo de los desfavorecidos, los excluidos, los rechazados por la sociedad rica, la de los blancos heterosexuales. El otro lado de la medalla del milagro americano. Es evidente que a los votantes, a los sesenta millones de Donald no les habrá disgustado esta decisión de la Academia del Cine y se reafirmaran en sus convicciones que les llevaron a votar al excéntrico Trump, tan contrario al pensamiento único de las élites de Hillary Trump. En España simbólicamente también hay un enfrentamiento entre quienes creemos que San Isidro y el oso y el madroño representan a Madrid, mientras muchos otros se reconocen en el orgullo y Chueca como los nuevos símbolos de la capital de España. Esta es la grandeza de la libertad que permite presentar modelos alternativos que ponen en solfa al Torquemada, al gran inquisidor que llevamos dentro. El arte pobre vence frente al rico. Los diversos se imponen a los normales. Negros frente a blancos. Un cine lentísimo frente a otro rápido y vibrante. Toda una lección de democracia. Como en los grandes enfrentamientos deportivos solo gana uno, pero se reconoce al perdedor y se alaba a un sistema que permite los antagonismos.Amigos así es el mundo, nos guste o no. Honor a Moolight y a La La Land.