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Dámaso y sus mil pases

sábado, 18 de febrero de 2017
Dmaso y sus mil pases En el tendido Siete muy temido por los toreros y denosta‎do por ciertos críticos uno de los toreros favoritos ha sido Dámaso González, el albaceteño especialista en lidiar todo tipo de toros y siempre ciñendose al toro como un bailarin de tangos o un novio español de los años cincuenta. Causaba admiración ver a este hombrin pasarse los cuernos por la barbilla y ejecutar de forma sublime el redondo, haciendo girar al toro como una peonza hasta majestuosamente pasar el rabo. Al aprecio por su arte se acompaño siempre un cariño especial al gran torero de los mil pases. Pedro, uno de los amigos de los altos del tendido Siete le llamaba el Dámaso con acento exagerado sobre la segunda A y todo el tendido a coro contábamos a voz en grito los pases del Dámaso, cuarenta y tres, cincuenta y siete rugíamos. No había toro, ni cornamenta que se le resistiera. Una hermana suya estaba casada con Francisco Ruiz Miguel uno de los favoritos del siete junto al inmortal Antoñete, el del mechón blanco, un Maestro valentisimo lidiador de fieras y gran campeón de los Victorinos, los toros del "paleto" de Galapagar. Han pasado los años y el Maestro Dámaso es un vecino muy respetado de Albacete, un monumento viviente, un ciudadano ilustre. El pensamiento único ha puesto en el índice a los toros, sus oficiantes, los antitaurinos son violentos e inciviles, practican el feismo y son ciegos ante el arte y la belleza de nuestra fiesta nacional. Una de las víctimas de este fanatismo ha sido uno de los más famosos aficionados del siete, Andrés de Miguel, aunque ahora haya desertado a la andanada del nueve, que terminó en el hospital con un brazo en cabestrillo, le dedique un artículo en GD "un héroe del siete" y el doce de febrero en las Ventas en las reputadas Tertulias "de José y de Juan" sostuvo un coloquio con Dámaso González, al que había dedicado muchas crónicas en su tiempo de gacetillero taurino en Diario 16, en su Blog reproduce una sabrosa crónica del año 1993 en que muestra su poderío como crítico taurino, que Andrés no sólo es alto y corpulento, sino también calza muchos puntos en el Cossio eterno, el de los buenos aficionados y mejores toreros. La entrevista salpicada de anécdotas la hicieron debidamente sentados, pues ambos Maestros el de la espada y el de la pluma son físicamente muy dispares, uno pequeño y enjuto y el otro moceton y muy alto. El punto y la I, donde el punto es superlativo y tiene usía, ese título que se concede a los toreros honrados a carta cabal, doctores en tauromaquia y en el arte de embrujar a los toros, como hacía Casanova con las mujeres, incluso a pares, pero a diferencia del burlador veneciano Dámaso nunca huyó, ni perdió la cara ante ningún morlaco, le dio eso sí innumerables pases, multitud de pases, casi hasta el mareo y la nausea, en una borrachera de redondos y naturales de impecable factura, por eso en el siete nos quitamos nuestras gorrillas y nos descubrimos ante el Maestro de los mil pases. Para quienes quieran deleitarse con la sabiduría de Andrés de Miguel y rememorar las faenas de este recordado lidiador pueden consultar su Blog Adiós Madrid. Dámaso González.Dámaso y sus mil pases
Antuña, Joaquín
Antuña, Joaquín


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