El alcalde de Vigo y el caballo del Espartero

En los días en que la noticia en España ha sido el paseillo heroico de Astut Más y sus mariachis, con su ramploneria y sus mentiras. El pobrecito no sabía que violar la ley que imponen los odiosos madrileños podía tener consecuencias. Un teatrito para tontos y festivos fanáticos e hinchas del Barsa. Todo un juicio político según este astuto caballero urdidor de patrañas, aunque el tribunal sea catalán y la denuncia haya partido de una concejala de Esquerra Republicana. Un revival grotesco de la Plaza de Oriente con el Cara al Sol en los gañotes que aquí se llama Els segadors. En medio de estas coreografías de cuño totalitario y de república butifarrera‎ los aficionados al fútbol han seguido sin aliento el enfrentamiento entre el alcalde de Vigo y el Presidente del Real Madrid. Un apasionante choque entre Abel Caballero y Florentino Pérez. Un Celta plagado de suplentes tenía que enfrentarse el pasado domingo al poderoso Real Madrid, pero su equipo titular se había merendado a los merengues de Sergio Ramos. Además el próximo miércoles el simpático celtiña tiene que jugarse con el Alavés de Vitoria su pase a la final. Una gran tormenta causa desperfecto en una parte de la cubierta del Estadio de Balaidos y aquí empieza el teatrito deportivo. El alcalde de Vigo dueño del Estadio se engallita y remedando al Alcalde de Zalamea esgrime la peligrosidad e invoca la seguridad con un dramático "aquí no se juega". Florentino se cabrea y ordena a sus huestes que viajen a Vigo. El señor Tebas y su liga profesional esta en el alero hasta que a las nueve de la noche suspende el partido. Uno hincha el abdomen y saca pecho, "en Vigo no manda el Madrid" pues aquí gobierna el caballo del Espartero. Florentino calla y rumia alguna venganza. Sus acolitos pergeñan una nota que veladamente supone llamar mentiroso al audaz alcalde. Naturalmente las radios y los tertulianos intervienen y esta historia intrascendente divierte al personal, mientras los independentistas catalanes aburren a las ovejas y abochornan a los inventores del Bon seny vencido esta vez por el sentidiño gallego de Abel Caballero.