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Lucrecia Pérez

viernes, 13 de enero de 2017
Lucrecia Prez Lucrecia Pérez fue una emigrante dominicana víctima de un asesinato de odio racial. Su muerte suscitó una gran reacción social contra la discriminación. Ocurrió hace ya 25 años. Participé en la manifestación que se convirtió en una gran concentración en la Plaza de España. Era absolutamente intolerable que una persona por ser negra se acabara bárbaramente con su vida. Por aquellas fechas existía en España grupos organizados de corte racista que llevaban a cabo actos vandálicos y se parapetaban en su afición al fútbol como grupos radicales de hinchas. Quienes nos oponíamos a este tipo de actos recibíamos llamadas amenazadoras a todas horas del día y la noche. Esteban Ibarra con su movimiento contra la intolerancia tuvo un destacado papel en oponerse a un tipo de delincuencia política que atentaba contra la convivencia social. Al diferente se le insultaba, se le agredía y se le menospreciaba. Se empezaron a oír palabras y conceptos hasta entonces no utilizados normalmente. Se comenzó a hablar de xenofobia, es decir odio a los extranjeros, racismo que presupone una supremacía de la raza blanca y se remonta a las teorías arias del racismo donde se hablaba de las razas inferiores como eran los judíos, los gitanos, los comunistas,los homosexuales es decir quienes no eran de la sana y pura raza blanca. Se practicaban medidas seudocientíficas de eugenesia y se llegaba al ridículo de exigir que los futuros padres tuvieran un coeficiente racial alto. Así en los Lebensborn que eran unos campos de procreación. Se organizaban fiestas entre vigorosos Sigfridos y relucientes Brunhildes cuyo resultado fueron hijos para el Reich que alcanzarán el 100% de sangre aria y fueron niños despojados de familia ya que su patria,en alemán en masculino Vaterland era el estado alemán. Ni más ni menos que la limpieza de sangre que se suponía a los hidalgos en la edad media. El famoso Niño de Toledo que levantó una protesta social y respuesta violenta contra los judíos a quienes se atribuyeron su muerte fue un antepasado de Lucrecia Pérez. Han pasado los años y la discriminación contra los diferentes se ha abolido en la legislación pero no en la vida cotidiana. En España, oficialmente, no hay racismo. No hay tampoco repulsa contra los homosexuales. Esto según las leyes pero, se siguen oyendo chistes contra los negros, los gitanos, los maricas. El mismo padrecito Fidel, santo patrón de los progresistas, insultó como maricón a un periodista que fingió que era el presidente venezolano y lo recriminó en lo que más duele. Este tipo de insulto también lo utiliza el Juan español cuando va al volante de su coche añadiendo algún epíteto maloliente. Naturalmente, no se salvan los árbitros, que se lo pregunten a Piqué, nuestro Shakiro nacional del Barça. Es verdad que el humor exige libertad de expresión. El problema es que esas charlas de bar, esas risotadas hirientes, esos plátanos lanzados a futbolistas, esos gritos simiescos reflejan un subconsciente de racismo que se traduce en odio cuando llega la ocasión. Por esta razón es necesario que se prevengan el odio, la intolerancia, la discriminación y que se proteja a todas la víctimas, los colectivos vulnerables y a las personas en riesgo frente a conductas execrables que dañan tanto la dignidad y derechos de la personas como la convivencia social y democrática. Un ejemplo más de estos lamentables actos es el apaleamiento incluso asesinato que se practica contra los vagabundos, contra los excluidos, contra las personas con discapacidad. Es un campo muy amplio que precisa de una lenta y constante pedagogía social. Es una asignatura pendiente de civismo. Estimo que esta nueva plataforma por una ley integral de protección de la víctima contra la intolerancia,frente a los actos de odio y de intolerancia que inspira Ibarra debe tener un largo recorrido,no sólo en la Comunidad de Madrid. A ellas se han sumado, además de la Fundación Paz y Cooperación, la Unión Romaní, la plataforma ciudadana contra la islamofobia, la red cívica contra el antisemitismo y otras asociaciones como la Fundación Violeta Friedman y la Asociación de Afrohispanos entre otras. Se debe resaltar todo lo positivo, lo que nos une y dejar que los que viven en el otro lado de la luna, los incívicos y los violentos se vayan convenciendo poco a poco de lo injusto de sus actos y de sus pensamientos y se hagan hijos de la luz que para los religiosos es el prójimo y que para los ciudadanos laicos es la fraternidad.
Antuña, Joaquín
Antuña, Joaquín


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