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Espejismos

jueves, 12 de enero de 2017
‎Creer que el fenómeno yihadista puede eliminarse armándonos hasta los dientes y que para aumentar la natalidad basta con ampliar los permisos de paternidad son algunos de los más grandes espejismos de nuestra vida política que ha caído en la melancolía.
Espejismos
Después de tanta tensión ante el dilema de conservar la cabeza sobre los hombros o liarnos la manta a esa misma cabeza y arrojarnos a los brazos agitados pero sugestivos de la Marimorena se impuso el sentidiño gallego y nos hemos quedado huérfanos de utopias y en esta pecera de peces amaestrados se respira un aire enrarecido y florecen espejismos, que en vez de resolver problemas los agrandan ante la indiferencia generalizada. No enfrentarse con los ojos abiertos al enfrentamiento entre los cruzados y los musulmanes y no encarar un diálogo de las religiones, que entre muchas dificultades abrirá un camino de convivencia y de fraternidad es negar la evidencia. La defensa de nuestras convicciones nos defiende del relativismo, pero debe abrirnos hacia la posibilidad de entender al otro. Reducirlo a la eliminación es simplificar las cosas y tratar de vencer y no de convencer. Es un tema muy difícil y que queda ensombrecido después de cada sangriento atentado. Es difícil entonces, en caliente, entender, nunca justificar, a estos inadaptados que abrazan el nihilismo y se tiran al monte. Mi colaboradora marroquí de Tetuan me ayuda a entenderlo. A cada atentado responde con un "están locos" y a continuación me explica como se siente esta primera y segunda generación de chicos que no desean asimilarse a nuestra cultura y anhelan incluso liquidarla. Escucho en la radio las propuestas de la catalana Levi para fomentar la natalidad y me asombro ante tal falta de ideas e inanidad de planteamientos. Le bastaría a esta inteligente mujercita asomarse a cualquier vagón de metro de Barcelona o Madrid en fin de semana para ver que la natalidad no es cuestión de pobreza o riqueza, sino de mentalidad, de valores cívicos y religiosos, de seguimiento de las normas más elementales de conservación de la especie. Los actuales progres elevan a los animales a seres cuasi humanos, pero no se contagian de ellos en sus leyes reproductivas. Detestan la crueldad hacia ellos, los quieren equiparar a los humanos, pero no los aceptan como son, los quieren amaestrar como hicieron los civilizadores con los pueblos colonizados. No se atreven a analizar fríamente las políticas de genero, de enfrentamiento entre los sexos, que no propician la natalidad. El rechazo a la religión claro está es un impedimento más al crecimiento demográfico. El concepto de igualdad suplanta al de la armonía cuando deberían ir juntos y no enfrentarse. El exministro de Educación Maraval participa de este desatascamiento ideológico cuando nos invita no a combatir a la desigualdad sino de hacerlo contra la pobreza para conseguir un país más justo. Es un espejismo más, una telaraña muy tupida, sino destruimos mediante diálogo la retórica del infiel y la sustituimos por la de creyentes no habremos avanzado en la senda del entendimiento y si seguimos pensando que solo con medidas sociales se logra aumentar el número de nacimientos estaremos arando en el mar. Hagamos un esfuerzo y eliminemos a los espejismos o por lo menos contemplemoslos como lo que son entelequias sin palmeras ni aguas cristalinas.
Antuña, Joaquín
Antuña, Joaquín


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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