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Los coches de Carmena

lunes, 02 de enero de 2017
Los coches de Carmena Sacar de quicio a los ciudadanos parece ser el lema de la inefable alcaldesa de Madrid. Quien tenga el privilegio de poder viajar se quedará muy sorprendido ante las medidas anticontaminacion adoptadas en la capital de España. No hace falta ser experto para ver que nuestra ciudad no es Pekin ni Shanghai, sino todo lo contrario. Esperanza Aguirre lo achaca a medidas ideológicas y creo sinceramente que no va descaminada.‎ Se trata de aplicar un modelo de ciudad ecológica y dictar las reglas de comportamiento a la gente. Se intenta conseguir un ciudadano ecológico y adoctrinado en esta nueva religión, cuyo primer paso es regular el tráfico de vehículos, después se pasará a la dieta sana, a dictar cual debe ser el ocio, compeler a una educación no sexista de femenismo radical, una reprobación de los símbolos exteriores de riqueza predicando, imponiendo, la moderación, combatir el delirio consumista, luchar contra la Iglesia católica y sus festividades promoviendo antiguas fiestas paganas combatiendo el fanatismo y desde luego tildar de franquista a quien tenga una visión distinta. Este tipo de esquema de prohibiciones si se sigue exagerando puede llevar a un nuevo motín de Esquilache, en que los ciudadanos se sientan agobiados ante un Ayuntamiento que trata de dirigir sus vidas a su capricho y sin ninguna base científica, basta sacar a pasear el espantajo de la salud pública brindando ejemplos que no tienen nada que ver con la realidad de Madrid. Tratar de introducir el uso generalizado de la bicicleta en una ciudad que no es plana, ni se presta para los veloipedos es importar modelos de Ámsterdam o de la China de Mao. Un puro disparate, aunque cada cual puede hacer de su capa un sayo. Esta medida paradojicamente favorece a las grandes superficies que están en las zonas periféricas y perjudican al pequeño comercio, es decir es favorable a las multinacionales que exigen grandes concetracion de capitales. Es una medida antisocial, contra las clases medias con el pretexto de combatir la contaminación atmosférica. Causa molestias innecesarias a los vecinos y fomenta el caos circulatorio y es muy perjudicial para quienes viven fuera de la zona centro y tienen que trabajar en ella. Es un despropósito vestido con los ropajes de modernidad y de progresismo, cuando es una medida más de la nueva caverna, que desea reprimir la libertad ciudadana y a golpes de prohibiciones y multas amargar y complicar la vida a muchísima gente. No solo se secuestra a la Navidad. Se hace la Pascua a los madrileños.
Antuña, Joaquín
Antuña, Joaquín


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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