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Se les terminó la influencia: ajustemos cuentas

miércoles, 14 de diciembre de 2016
Soy lector de la prensa de papel. Y por tanto un seguidor de cómo ha evolucionado. De ser el cuarto poder a no ser más que "mariachi" de las noticias. Su influencia es inversamente proporcional a la de las redes sociales. A lo que debemos añadir la pérdida de aquella manija para señalar o castigar a los dirigentes de la sociedad, sobre todo si no eran del agrado del consejo de redacción o del entorno económico y social que les marcaba sendas, objetivos y mensajes dianas.

Estos días, nos damos por enterados de cómo ha cambiado la singladura ideológica en cierto diario nacional. Menos mal que aquel hombre influyente que empezó de redactor, terminó de presidente del grupo editorial, ha dicho "creo que he hecho mucha política pero desde la prensa"; "más que ser el periódico de izquierdas, lo que se hizo fue dar voz a la izquierda"; "para mí lo importante es la democracia, y hay comportamientos -algunos los llaman populistas o autoritarios- que parten de la suposición de que alguien tiene la verdad y todos los demás están equivocados".

Señor, señor...cuanto pragmatismo. Pero hubo tiempos en los que la prensa levantaba líderes y hundía partidos; en que la sección de economía hacía subir o bajar las cotizaciones de las compañías; o cómo desde su poder, a los pequeños se les machacaba sin piedad, a costa de los derechos democráticos que exigían como libertad de expresión.

Tengo el honor de llevar catorce años como articulista del que es casi el tercer periódico de España. Para ello, tuve que regresar a mi tierra natal y dejar la militancia política, no así las opiniones personales, siempre firmadas. Aquellos del Golfo de Vizcaya, dónde se mataba a la disidencia política, usaban la prensa como mejor les convenía, y voy a poner tres ejemplos:

PNB, HB y PP o PSOE, tenían sus propios medios escritos. Las noticias, el acceso a sus páginas y las entrevistas o las editoriales, desprendían tufo partidario. ¡Al enemigo, ni agua!. ¿Nunca tuvieron noticias sobre corrupción?. Y lo digo por la cantidad de obra pública o especulación urbanística que hubo, como en todas las grandes ciudades o centros con gran capacidad económica. Bien es verdad, que el terrorismo o la violencia, con raíces políticas, logró tapar todo lo demás. Pero, ¿nadie sabía cómo funcionaba la información privilegiada sobre el desarrollo de las ciudades?; ¿nada se encontró relativo a la construcción del Metro de Bilbao o de los préstamos de las cajas vascas?. ¡No me lo puedo creer!. O mejor dicho, lo que estaba en la calle, nunca trascendió a la prensa. Ahora que PP y PSE no pintan casi nada en Euskadi, ¿ a quién les venderán la burra?.

Por el contrario que fácil era para algunos, cargar contra pequeños partidos políticos, por indicación expresa de los dirigentes nacionales. Y como determinados reporteros, de tres al cuarto, llegaron a ser directores con despacho en Bilbao. Incluso, hubo alguno que cuando me marché del país vasco, se permitió dar toda suerte de información sobre dónde iba o dónde me podían localizar, también aquellos que se dedicaban a condenar a muerte a los que denominaban enemigos del pueblo vasco"...Eran del mismo medio que, con motivo de un accidente de mountain bike, que me afectó al rostro, pretendían sacarme una foto de primer plano.

Luego con el paso del tiempo, las tertulias en medios audio visuales, por las mañanas, pusieron de manifiesto que no eran nada, y así duraban menos que un caramelo a la puerta de un colegio. Hoy, fuera del pequeño territorio vasco, ni están, ni se les espera.

Ante las crisis naturales de los partidos políticos tenían dos varas de medir. La de los grandes, no pasaban de ser meras discrepancias para poner al día los estatutos congresuales. Las de Unidad Alavesa eran, la descomposición del partido, ya que le quitaba votos a los mandarines del bipartidismo nacional.

Algunos ilustres periodistas, que se habían caracterizado por hundir a periódicos de enorme tradición, se dedicaron a escribir con la desvergüenza del que siempre vive entre aguas, mientras que aquellos a los que señalaba, hasta vulnerando su derecho a la vida privada, se la jugaban todos los días por su libertad ciudadana.

Ahora ya no pueden pontificar, ni de "fiesta nacional", pues hasta los toros, desde las redes sociales, están considerados como una antigualla bárbara, ni para determinados festejos costumbristas; les queda el paseo nostálgico por ciertas calles, noticias de menor cuantía, comentarios con olor a naftalina, dicterios propios de gentes reaccionarias para aldeas, entre clérigos y soldados.
Mosquera Mata, Pablo A.
Mosquera Mata, Pablo A.


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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