Desigualdad y Precariedad

Hay un fantasma que recorre Europa como empezaba el Manifiesto comunista y hoy como entonces los fantasmas no han desaparecido y se llaman Desigualdad y Precariedad. Hay una sensación de impotencia y de falta de respuestas validas. Los populismos de derecha e izquierda escarban sin misericordia en las llagas de las sociedades actuales. No ahorran ni estadísticas, ni lamentos quejumbrosos de clases medias empobrecidas y de juventudes sin esperanza ni futuro. La segunda revolución industrial, que debería ser la del conocimiento muestra su lado más gris acelera las riquezas y hunde a los menos habientes. Como la Diosa Juno la revolución digital es bifronte. Los populismos claman contra las élites y exigen justicia, una nemesis histórica, pero no brindan soluciones para mejorar la suerte de los invisibles, de los indignados. El fundador del Club de Davos. Klaus Schwab se muestra optimista, así como el Director de la Banca Mundial Jim Yong Kim, para ellos está revolución, segunda de la era industrial puede traer oportunidades y prosperidad, pero son voces en el desierto,que como artículos de fe, carecen de prueba. De ahí la desorientación de los políticos, si son honestos y no meros charlatanes de feria. Reina la incertidumbre, nos movemos en las tinieblas, pero mientras tanto la brecha entre ricos y pobres se agiganta y las emergencias sociales crecen. No contribuye tampoco al optimismo las voces que nos llegan de los profetas de la ética, que son catastrofistas profesionales. Las Naciones Unidas tienen que organizar unos Estados Generales del mundo para buscar soluciones, mientras tanto seguirán estos fantasmas espectrales de la Desigualdad y la Precariedad campando por sus respetos y los Donald Trump, Grillo, Le Pen, Iglesias y tantos otros harán su agosto sin prevenir el invierno.