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El ciudadano ilustre

miércoles, 16 de noviembre de 2016
El ciudadano ilustre ‎Hablando de populismos en Argentina son grandes expertos con Juan Domingo Perón y la bella madrina de los descamisados Eva Perón. Preparando mi viaje a la Argentina de Macri para una aventura escolar asistí ayer a la proyección de la película "El ciudadano ilustre", que representará al país de la Plata en los Oscars de Hollywood y cuyo protagonista Oscar Martínez recibió la Copa Volpi como mejor actor de la presente edición del Festival de Venecia. Óscar Martínez es un fabuloso actor de esa gran escuela argentina que va de Alberto Closas a Ricardo Darin, que se mueven con gran desenvoltura por los escenarios de Buenos Aires y de Madrid. Es un prodigio de dicción, de registros dramáticos y cómicos, que sabe componer un creíble Premio Nobel de Literatura,parodiando sin excederse a Mario Vargas Llosa, del que difiere por ser un escritor huraño,que huye de la prensa y no acepta invitaciones, pero que reside en Barcelona donde su editor le marca las pautas, como estuvieron el gran Gabo y Marito en sus tiempos de ascensión al Parnaso de los escritores de la mano de Carmen Balcells. Este ciudadano ilustre recibe la invitación de su pequeña ciudad natal en lo más perdido de la Pampa, lleva cuatro décadas sin volver a ese pueblo del que huyó horrorizado, angustiado por la mediocridad y la asfixia sin horizontes. Inicio un periplo europeo, en sus novelas retrato este ambiente y recreo a sus habitantes en su mundo de ficción. Ahora su alcalde, el Intendente, a raíz de la concesión del Nobel le invita a visitar Salas, la Vetusta de Clarín. Decide viajar solo y aquí empiezan sus desventuras, de su mundo ultramoderno pasa a la realidad rural de veredas imposibles y autos que pinchan o no arrancan, de personajes rudos enclaustrados en sus pequeñas vidas. Salen a relucir viejas historias, resquemores y enfrentamiento de un intelectual forjador de cuentos con la vida cotidiana, sin los parapetos de su celebridad ni la protección de sus acompañantes. Un punto contrapunto como el describía Aldous Huxley en Punto y Contrapunto. Al final sale de Salas herido como gato escaldado y vuelve a su mundo europeo, que lo conserva entre algodones y lo arrulla con su merecida fama. El orgullo argentino con su Papa, su Reina y su Messi se ve halagado con su gran prócer de las letras, pero todo este oropel se viene a bajo pierde todo su brillo ante el paisanaje bárbaro, primitivo e inculto y es natural que el ilustre invitado vuelva su otro mundo, que a su modo también es artificial. Bonita parábola del mundo moderno con sus centros y periferias.
Antuña, Joaquín
Antuña, Joaquín


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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