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Lo que le cuento: Indefensión

viernes, 11 de noviembre de 2016
Dice mi amigo que en las fruterías de autoservicio es obligatorio usar guantes para tocar la fruta. También dice que en los comercios es obligatorio poner los precios en los artículos. Me comenta que los pinchos de los bares deben estar protegidos con cristalera para evitar la contaminación de los clientes que se hallen próximos…

Contar me cuenta mucha cosas. Que si está prohibido fumar en los bares y tienen que dejar ventilación en las terrazas cerradas con el fin de que pueda fumar allí la gente; que si los médicos tienen un control de su horario y para ello existen inspectores de sanidad; que también los hay de trabajo y de seguridad laboral…mi amigo sabe mucho de legislación, o al menos presume de ello, pero mi amigo no puede negarme que casi nadie usa guantes en la frutería; que en muchos negocios, sobre todo bazares chinos- ojo, no tiene nada que ver con racismo la cosa-se encuentran muchos productos cuyo precio depende del capricho del vendedor; que en infinidad de bares los pinchos están expuestos a muchas contaminaciones de los clientes; que nadie vigila el consumo de tabaco en los bares ni en su entorno, incluidas las entradas entre otras a las hospitales, ambulatorios o escuelas.

También se empeña en decirme que existen muchos inspectores –en mis tiempos en la docencia actuaban como bomberos sociales, es decir, para templar gaitas en cualquier conflicto, para amedrentar al profesorado, eso sí :ninguno me dio un consejo pedagógico. Los inspectores son como Dios: existen, pero no se ven ni en la frutería, ni en los comercios, ni en los bares…ni en ningún sitio. Ergo ningún super, ni comercio, ni bar va a ser sancionado por esos incumplimientos de la ley. Puede usted llevarse la scherichiacoli en los melocotones, el sablazo en su compra o cualquier otra guarrería en los pinchos. No espere jamás por el inspector del tabaco porque no existe.

Si usted ve a un obrero sin casco en una obra, no se inmute ni solicite una inspección laboral, porque eso a usted nada le importa le dirá el propio obrero… en esas andamos. Sólo rece porque si cae del andamio no sea de los suyos.

Todo esto que les cuento sucede en donde vivo-así evito suspicacias y acusaciones concretas-pero pudiera ocurrir, como ocurre aquí, que hubiera una oficina de consumo en la que usted pudiera reclamar sus derechos. Entonces la persona en cuestión que lo atendiese le diría muy amablemente que rellene usted este o cualquier otro impreso y que lleve usted la copia y que toman nota.

Ha logrado usted dos cosas: 1º que el papel en cuestión se quede archivado un cierto tiempo en la oficina y 2ª que nadie le haga caso. Porque después, como dice una amiga mía “é un suponé”, pueden ocurrir otras dos cosas: que tiren su reclamación a la papelera o que comience la burocracia y, siendo la dos sinónimas, tanto monta…

Total, que de la indefensión nadie lo libra, que los inspectores y quienes les mandan están ahí para llevárselo crudo.Y mientras tanto a soportar estos políticos.
Timiraos, Ricardo
Timiraos, Ricardo


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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