El frente popular

No hay nada nuevo bajo el sol. ‎El 4 de noviembre de 1936 se formó un gobierno encabezado por Francisco Largo Caballero con cuatro ministros anarquistas Federica Montseny, Juan García Oliver, Joan Peiro y Juan López. Ochenta años después el 4 de noviembre de 2016 hubiera podido formarse un gobierno presidido por Pedro Sánchez y con cuatro ministros de Podemos. Un perfecto Frente Popular, versión española, ya que las enseñanzas de Bakunin y de Giuseppe Fanelli calaron hondo en España y están aún en el imaginario colectivo de gran parte de la progresia y de la izquierda en general. El Partido Socialista desde su fundación ha tenido dos almas, una democrática de Julián Besteiro, de Prieto, de Tierno Galván, de Felipe González y otra libertaria como fue la de Largo Caballero, el Lenin español y la actual de Pedro Sánchez, aunque a este se puede tildar también de oportunista. El alma democrática del PSOE derrotó a los libertarios que se atrincheraban en la defensa de Sanchez y el primero de octubre fueron defenestrados. Cuando se produce la crisis financiera de Wall Street en 1929 hubo dos respuestas políticas, el fascismo y el frente popular. La revolución rusa de 1917 había sido un antecedente poderoso. Se pretendió atajar las penurias sociales que provoca la crisis mediante medidas extremas. El fascismo y el movimiento futurista plantean un estado totalitario con un vigoroso Duce, luego sería Fuhrer y después Caudillo impregnado de un fuerte nacionalismo. El Frente Popular por su parte encara reformas sociales drásticas y un apogeo de las libertades y en España un horizonte revolucionario. La derrota del nazifascismo y la barbarie de la guerra hace que sólo un puñado de nostálgicos se reconozcan en este régimen político, hasta el punto que la palabra fascista se haya convertido en un insulto. Sin embargo el frente popular ha renacido con el mayo francés, el 15M y el Ocupa Wall Street y enciende la imaginacion de miles de activistas,que como en la canción de John Lenon "Imagine" aspiran a una redención en que no haya ni amos, ni patrones, ni Rey, ni Papa, ni Dios. Una utopía libertaria atizada por el odio y el rencor. Este resquemor por todo tipo de autoridad sigue estando vigente, es como una pantalla de fondo, lejos muy lejos, inalcanzable, pero en lo más íntimo adorada y deseada. Un igualitarismo que paradojicamente impulsa a sus líderes al despotismo y a la represión. La gran tarea pendiente en España es implantar modelos de tolerancia y convivencia en el fondo de nuestras mentes, cuando las teas revolucionarias se conviertan en velas de ritos litúrgicos y no en símbolo de violencia y destrucción podremos pasar de conllevarnos a un estado superior de la armonía, cuando las banderas sean símbolos de paz y no de confrontación habrán desaparecido los fascismos y los frentes populares independentistas y podremos aspirar a una vida mejor donde reinen los valores de la cultura de la paz. Conviertan los que anhelan una redención social a base de atizar el odio y avivar la confrontación, estos nobles deseos, en ser constructores de la convivencia y de la paz. Y el verso machadiano Españolito que vienes al mundo se transforme "en las dos Españas ha de, no de helarte, sino hechizarte el corazón. De momento los partidarios del frente popular se retiran a sus cuarteles de invierno.