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Una Tertulia romántica

viernes, 21 de octubre de 2016
Lord Byron, María Shelley y Brian Stoke se dieron cita reencarnados en el siglo XXI en una Tertulia mágica en el Casino de Madrid el día 18 de Una Tertulia románticaoctubre.‎ Sus fantasmas tuvieron un gran día de fiesta refocilandose incluso con empanada y vino georgiano. No falto nada para un romanticismo desatado con duendes y elfos saltarines y embelesados. Los aires románticos de personajes fuera del tiempo, que rebelaban secretos, destapaban y conjuraban espíritus burlones y misteriosos objetos que se ofrecían para evocar asombros y evocar curiosidad y enmarañar recuerdos de exquisita nostalgia, como un libro dorado sacado de cuentos ancestrales, que nos habla de un tigre mítico y de vidas campesinas pérdidas en la noche de los tiempos, un puñal ritual, un cuenco para libaciones, todo ello mostrado por oficiantes imbuidos de unción, el amor y el odio, el destino encadenado de dos pueblos, que se buscan y se destrozan en el tiempo, con polémicas entre rusos embelesados y georgianos reivindacativos, que sacan a pasear una lengua arcaica y enamorados de sus tierras perdidas, con palabras que parecen sacadas del exoterismo más rancio y embrujado. Parentesco entre los antiguos iberos de ida y vuelta desde las vascos a los georgianos o de los caucasicos a de los veneradores de Amaya. Nombres que para oídos carpetovenicos resuenan y hacen rechinar los dientes y afilar los colmillos como Abjazia, Osetia del Norte y Osetia del Sur, Tiblisi, que profieren con emoción religiosa mezclados con polifonias sacras tenebrosas del cristianismo ancestral de armenios y de georgianos. Una pareja joven, uno más uno, estudiantes de esos infinitos másteres de este revoltoso siglo asisten atónitos a esta gloriosa encerrona, la desolación del exilio y de las antiguas y nuevas patrias que entrechocan entre sí dejando un Una Tertulia románticaetéreo patrimonio de una realidad pérdida en los sueños y de nuevas vivencias que se imponen por la fuerza de los hechos. No falto un uruguayo iluminado que aterrizó en un país muy lejano y al que el amor por una bella moza, tal vez vislumbrada en algún remoto caserón le hace perder la chaveta y desembocar en un amour fou, una poetisa rusa con apasionante pasado y cabellos rubios que recita en inglés sus versos rusos y evoca recuerdos de años infantiles,un cantante georgiano que parece salido de los barrios españoles del Napoles borbónico, veteranos soldados en cuyos pechos se adivinan entorchados y condecoraciones sin cuento, un ilustre religioso que parece venir de algún exorcismo muy complicado en que el ángel caído se retuerce ante la cruz y los dragones de San Jorge rescatando a una bella doncella caucásica. Georgia se nos explica deriva de San Jorge y ahora la denominan de otra forma.Se saca a colación Aragón que reinvindica a San Jorge y se queja de la usurpación catalana de barras y símbolos. Un cóctel Molotof de personajes como Stalin y Beria, que nacidos en Georgia se enseñorearon de vidas y haciendas de la Unión Soviética o de otros como Shevernaze que dejaron un mal sabor de boca y concitaron resquemores y odios. El personaje central una cantante georgiana, de intensos ojos paralizante y que se mueve entre el miedo escénico y apariciones estelares culminadas con una canción aria desgarrada, que nos estremece a los presentes, esa ternura áspera de estas mujeres berroqueñas fustigadas por los acontecimientos de sus vidas, siempre interesantes, nunca banales, un caballero aleman experto en metales preciosos, les suena el Marqués de Santillana, aquí en el reino de José Luis gran Maestre de este rito de la Tertulia todo es posible, sabe manejar su varita mágica y transportarnos a todos a un castillo de Transilvania o a un templo hispánico de las órdenes de caballería. Esta memorable Tertulia se celebró en el Salón del Torito y se sello con degustacion de un buen caldo georgiano, de sabor juguetón y de un mixto entre la pizza y la empanada que alegro a los participantes de una velada al mediodía repleta de nostalgia y de búsquedas de tiempos futuros. Inolvidable e irrepetible pues se desharia en polvo y se reduciría en cenizas.
Antuña, Joaquín
Antuña, Joaquín


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