Una noticia sobre las elecciones del domingo cuyo profundo simbolismo invita a reflexionar: un vecino de Ferrol introdujo en el sobre con su voto un billete de cinco euros en el que escribió: Con los corruptos vivíamos mejor.
En la papeleta de voto al PP puso Merda pa eles. Resultó invalidada, pero su mensaje, aunque apoyaba a Alberto Núñez Feijoo, era que estaba asqueado con su partido. Era una demanda de regeneración, no de cambio ideológico.
Ferrol está gobernado en colaboración con el PSOE por una de las mareas gallegas, las aliadas de Podemos que prometían honradez y eficacia.
Pero los mareantes han perdido numerosos votos allí donde gobiernan, Ferrol, Coruña y Santiago, con respecto a las municipales de mayo de 2015.
Sí. Porque con los corruptos (del PP) vivíamos mejor que con estos supuestos progresistas que lo arruinan todo, como sintetizó ese elector lo que piensan muchos de los que le dieron la mayoría absoluta a Núñez Feijoo.
Al margen de sus méritos o deméritos de los últimos ocho años de Feijoo con mayoría absoluta, los podemitas y sus aliados están perdiendo popularidad, aunque en Barcelona Ada Colau resiste todavía el peso del empobrecimiento que genera el populismo, y que tardará algo más en doblegar una ciudad tan rica.
El escritor del billete seguramente diría sobre el PSOE igual que sobre el PP: los socialistas gobernaron las ciudades gallegas, con o sin corrupción, y aún lo hace con éxito Abel Caballero en Vigo, pero con mucha más eficacia que las mareas, que al bajar dejan basura con la resaca, como pequeños Prestige.
Y los crecientes fracasos del PSOE señalan que los españoles se cansaron de que los llamen a nuevas guerras civiles: tanto de Zapatero, que los dividió entre rojos y azules, como de Sánchez, que asaltó ferozmente a quienes dudaban de que fuera Dios.
