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Alepo's Dream

miércoles, 28 de septiembre de 2016
Estaba frente a una pantalla con la sala a oscuras, y la película iba hacia adelante sin parar. Yo la seguía con gran atención, sin perder un instante: algo de sexo, intriga y mucha violencia.

Mi familia estaba allí. Cuando miré a mi lado ya no vi a mi hijo, su butaca estaba vacía y sólo quedábamos nosotros dos. La trama avanzaba. Casi estábamos al final, cuando mi acompañante se levantó y se fue. No le pregunté por qué, ni me inquieté lo más mínimo, pues a mí lo que me absorbía era la acción trepidante del film.

Se encendieron las luces. Cogí la gabardina que él se había dejado junto con mi bolso. Salí tranquilamente por la salida habitual. Pero me encontré con no sé qué pasaje urbano, como un extraño túnel, al final del cual aparecía el centro abigarrado de la ciudad con edificios reconocibles, pero no exactamente.

Me desembaracé de aquella multitud agobiante, aunque no sé cómo, pero con dificultad.

Ya estaba frente al portal de casa, aunque la puerta no era la misma, y, horror, me había olvidado del bolso en el cine; tiré la gabardina ante la puerta y dos claveles, que no sé de donde habían salido. Angustiada llegué -¿o no llegué?- a la sala, y, de repente, el bolso estaba colgado en mi hombro, como cuando tienes algo en la mano y lo estás buscando. ¡Qué despiste!, ¡qué alivio!.

Ahora sí que ya estaba en mi casa, yo y también mi compañero. Abrimos la puerta del dormitorio de mi hijo y estaba atiborrado hasta el techo de bolsas que se nos echaban encima como un torrente. Afanosa saqué apresurada, angustiada, una tras otra a toda velocidad, mis manos parecían las de los pintores futuristas. Ya sentía una respiración, su calor me daba en la cara, venía de debajo de la mesa… pero no veía a nadie. ¡Qué respiros intensos y abrasadores!. Por fin, entre las bolsas, que ahora eran piedras y cascotes, percibí los pelos y los ojos de una niña mirándome aterrada, asfixiada…Yo seguía sacando bolsas muy pesadas, porque eran de cemento.

Me desperté con el corazón y el esternón en la boca reseca; y pasado un largo rato se me hizo imagen la escena de ayer en Alepo, y la de antes de ayer, y la antes de antes de ayer, y la del día anterior, y la del otro y el otro… y el otro: un niño rescatado de los deshechos bombardeados de la ciudad en el frio plasma de la T.V.

Este era el final de mi sueño… más acá de interpretaciones psicoanalíticas. Alepo's Dream
Pena López, Carmen
Pena López, Carmen


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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