Opinión en Galicia

Buscador


autor opinión

Editorial

Ver todos los editoriales »

Archivo

Otros mundos... y un loco

lunes, 26 de septiembre de 2016
Escribía hace unos días en Galicia digital que, a mi modo de ver, hay cuatro mundos.

A saber: el 1º formado por los artistas, científicos y tecnólogos sumergidos en la creación y la investigación ajenos al dinero, el aplauso y otras consideraciones. El 2º integrado por los adoradores del dinero en todas sus vertientes, desde la bolsa, los consejos de administración hasta los pequeños empresarios o empleados obsesionados en su consecución por todos los medios. El 3º formado por los pobres de toda consideración, desde el parado o el marginado hasta el niño o adulto que muere de inanición víctima de la voracidad del segundo. Y, por último, hablaba del 4º mundo, el de los tontos que se creen listos y viven de la manera más absurda y superficial que uno puede imaginarse. Es el mundo de los inertes, de los apáticos, de los ignorantes y brutos que presumen de ello, de los que vegetan sin inquietud alguna o ésta está orientada a nimiedades que nada reportan de beneficio a la sociedad.

Pues bien, de ese CUARTO MUNDO les hablaré hoy. (Y, si me lo permiten, al final les hablaré de un quinto) Es en el que tengo la sensación de vivir y que de ningún modo me gusta. Y les diré que resulta tan absurdo que uno no sabe por dónde empezar. Si culpar a la familia, a la escuela o la televisión, pero esto, además de tópico, puede resultar también absurdo; porque, se da por supuesto, que tanto la familia como la escuela, juegan un papel fundamental en la educación de la persona y ninguna de las dos está orientada a la negatividad; otra cosa es que, en determinadas circunstancias, tanto padres como profesores dejen mucho que desear como tales. Por su parte, la televisión sólo es una herramienta, que tanto puede resultar beneficiosa como dañina pues depende de su uso. Lo que resulta cierto es que algunas personas echamos de menos las conversaciones inteligentes, la tertulias con las personas formadas y, por el contario, encontramos cada vez más vacuidad, más imbecilidad uniformada, incluso con carreras y másters, que sale de la peluquería o de la tienda de moda con eso que ahora llaman postureo y no deja de ser una manifestación más de esa falta de reflexión en el que pretenden vivir.

La ausencia de la filosofía, el abandono de la cultura del esfuerzo, la perniciosa
comodidad, la negativa influencia del segundo mundo, en muchos casos el dinero fácil, los valores tan descafeinados que pierden su esencia, el hedonismo y afán de notoriedad, las luchas cainitas por ser protagonistas de cualquier tontería, la fanfarronería, el exhibicionismo de todo tipo, la boba manía de acumular riquezas, las presunciones continuas de los éxitos y carreras de los hijos, las poses soberbias … llenan la vida de esta gentes obsesionada con los viajes, las comilonas, la ropa de marca, coches lujosos y otras vanidades …que a uno, en su fuero interno, le causan pena.

El caso es que quizás se trate de una amalgama de todo y sea algo parecido al “panem et circencis” romano. Lo que no me cabe duda es que es el mundo de la superficialidad, la apariencia y el despilfarro. Se vive para la pasarela, la moda y la tontería. En él se sumergen las nuevas generaciones (siempre hay alguna excepción) más atentos a cultivar el hedonismo que la mente, más atentos al wasap que a la compañía. Se perdieron los modales y el lenguaje soez crece entre carcajadas. Los valores de los que antes hablaba, parecen perdidos y su evolución lógica para adaptarse a los tiempos, parece haberlos escondidos tan profundamente que, como la bondad en el pozo, no se encuentran.

Ha crecido el individualismo y se desconfía del que trata de crear grupo y ser solidario, se desprecia con alevosía al pobre, al marginado, o al diferente. Establecen absurdas clases sociales y hacen de ellas unas burbujas infranqueables que les impiden el contacto con la realidad. Muchos de ellos dicen que no hay pobres. Sí, los hay… pero hay que agachar la cabeza para verlos. Se inventan campañas de sensibilización ante la violencia de género y a las mujeres se les perdió el respeto cuando la madre fue siempre el espejo para el hijo.

La generosidad del pobre es hoy motivo de chanza, y el perrito, por otra parte cariñosísimo animal, es hoy para algunos el sustituto del hijo.Éste víctima de guarderías. Trabajan para ganar dinero y luego gastarlo en chorradas. Ya los mendigos tienen móvil sin que yo alcance a saber si realmente son pobres. Las despedidas de soltero han subido de categoría. La estupidez, antaño patrimonio de unos pocos, ha crecido y pulula por doquier con traje y corbata.

Hoy se llama progreso a sustituir la cantería por pladour, las farolas isabelinas por cerillas de diseño (eso sí, llevan mejor comisión), se premian engendros y se abandonan obras de arte, se viste a un miserable con traje negro y corbata y se afilia a un partido y rápidamente se le llama senador o diputado. La política, antaño noble labor digna de la mejor consideración y respeto, se ha convertido en la cueva de Alí Babá. Evidentemente siempre caben las excepciones.

Se roba con la conciencia tranquila y se sale de la cárcel con altanería, se llama patriota al ladrón y se aplaude al guarro que berrea sin cantar….y así, entre el super y la pasarela, entre el fútbol y el derroche, caminamos por el alambre del absurdo sin ser conscientes que el vacío está ahí y que mejor sería dedicar nuestros esfuerzos a ayudar a los del quinto mundo.

Ese QUINTO MUNDO que está formado por los generosos, los solidarios, los que realmente contribuyen a recordarnos que somos seres humanos y dan sentido a su vida trabajando en distintas organizaciones ajenos a otra consideraciones mundanas. Sí, a esas personas que dan sentido a la palabra esperanza, que creen y luchan por la utopía de una sociedad más justa y equilibrada; personas que dan refugio a las víctimas de conflictos o se dedican a trabajar en ONGS atendiendo catástrofes, hospitales, asilos… Médicos que curan, maestros que enseñan, mediadores que resuelven conflictos, caminantes que abren caminos, sabios que practican humildad, hombres y mujeres que dan ejemplo, luchadores que revierten situaciones de abuso y explotación arriesgando su vida, gentes que acarician, apaciguadores silenciosos, pobres que comparten…y un largo etcétera que está ahí trabajando para un mundo más feliz y enseñándonos a darle sentido a nuestras vidas.
Timiraos, Ricardo
Timiraos, Ricardo


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


PUBLICIDAD
ACTUALIDAD GALICIADIGITAL
Blog de GaliciaDigital
PUBLICACIONES