Como en la novela de Somerset Maughan, Mariano Rajoy, nuestro padrastro nacional, el estadista que ha tenido que pechar con una situación económica al borde del precipicio y optó por la vía de la austeridad se enfrenta a un momento decisivo de su carrera política en pocos días tiene que atravesar una gran hoguera con los pies descalzos y tiene que intentar no quemarse.
Tiene de su parte una sensación de mejora de la economia, una mayor alegría del consumo y una sensible reducción de las cifras del paro, pero tiene falsos amigos y fieros enemigos a cual más peligroso, unos jóvenes turcos, hambrientos de poder y cegados por el rencor quieren hacerle trizas,volviendo al símil turco que antes se refería a Ataturk, le quieren tomar como cabeza de turco de la corrupcion y malas practicas de la vida política española.
A la jauría que le ataca como si fuera un jabalí de montería les avala y les alienta el no tener experiencia de gestión y su corto camino lo que les hace audaces y regodearse de la pieza a cobrar, afilan sus dientes para lanzarse sobre la yugular del veterano zorro. Don Mariano está en un brete y en sus paseos a marchas forzadas en que roza lo cómico frente a sus atildados y peripuestos casi cursis rivales medita como salvarse a si mismo y conseguir que no se desbarate su tinglado economico, es consciente, que sus perseguidores al acecho no tienen otro interés que derribarle, sin traerles minimamente en cuenta la repercusión de sus acciones, solo ven rojo el color de la sangre, lo demás les trae sin cuidado y además se relamen de gusto con los despojos que les espera, el botín de guerra, el pillaje, el arramblar con lo que se pueda, el pisar moqueta cueste lo que cueste, todo esto lo sabe nuestro atribulado padrastro nacional, explora como torear a estos falsos amigos y a estos fieros rivales, se refugia en su galleguismo profundo,en su sentidiño y en su escapismo en que es aventajado discípulo de Houdini, como ponerse de perfil para que estos encarnizados tíos no se salgan con la suya y se lleven el santo y la seña, incluso les ha enfrentado con el esperpento de unas elecciones en Navidad y una campaña electoral con sabor a turrón y a sidra El Gaitero y no parece importarles, ni a los que quieren ponerle la zancadilla y darse de bruces, ni a los desean derribarle sin andarse con remilgos.
Al igual que en el lema del mundo del espectáculo, en que todo es show business,aqui todo es política y Rajoy tiene que demostrar que sabe navegar y salir vivito y coleando de esta espinosa y endiablada encrucijada o sabe convertirse en domador y hacer saltar a unos y otros por el aro ardiendo o tiene que retirarse con el rabo entre las piernas. Consulta febrilmente a Gracián y a Maquiavelo, le quedan pocos dias, está en el filo de la navaja y los españoles en globo.
