Los cuatro mundos... y un loco

En un mundo globalizado y en el que las comunicaciones ya superan unas arcaicas fronteras, éstas están llamadas a desaparecer y el poder político, antaño verdadero poder, es hoy una antigualla en manos del Capital llámese éste bolsa, fondos de inversión, multinacionales u cualquier otro seudónimo. La Tierra está repartida en parcelas y, desde el pequeño río al ínfimo solar, todo está estratégicamente controlado por D. Dinero. Dios único que fomenta y permite las guerras de religiones y vence la mayoría de las reticencias éticas de los verdaderamente fuertes.

La política, antaño noble actividad reservada a las mentes más privilegiadas y altruistas, es hoy bajo múltiples siglas, trampolín de mediocres, trepas, golfos y demás fauna falaz y aborrecible. Y sus formas, llámense democracias, dictadura fascistas o proletarias o de cualquier otra manera, son sólo escaparates para engañabobos o infelices.

En este caldo de cultivo el hombre no goza de más alternativas que convertirse en títere y personaje de este macabro teatro o, en medio de esta vorágine, subsistir entregados a nobles tareas como la cultura en cualquiera de sus formas o sumergido en la marginación más absoluta.

La Tierra, y con ella su fauna humana, está pues, desde mi modesto modo de ver, dividida en cuatro mundos. A saber:

1º Mundo: Ciudadanos del mundo de la cultura y el arte en todas sus manifestaciones, investigadores científicos y tecnológicos, sumergidos en el mar de los conocimientos y ajenos a dioses, dineros y aplausos.

2º Mundo: formado por la mayoría de las personas del llamado mundo industrializado instalados de lleno en el engranaje de las empresas, la banca y similares, educados en los valores clásicos de obediencia, sumisión, familia, religión, respeto… pequeñas dosis de ocio y relativo nivel económico que permite ser considerado burgués. Desde aquí se nutre el primer mundo con esas “raras aves” que pueden subir al primer escalón por meritocracia.

Este 2º mundo se alimenta relativamente bien, goza de pequeños placeres como coche, televisión deportes…y, siendo mayoritario, se dedica a enfrentarse entre sí, sobre todo por razones políticas, víctima de la manipulación informativa de los grupos de presión. Es el caldo de cultivo ideal para todo tipo de hedonismo.

3º Mundo: Formado por trabajadores de engranajes, manuales, sin cualificación, parados, demandantes de empleos… viven en países con escasos recursos,o en manos de empresas extranjeras y sus gobernantes están más atentos a atender las órdenes de sus explotadores, de los que llevan pingües beneficios, que de las demandas reales de sus conciudadanos. Subsisten con escasísimos recursos económicos siendo el hambre y la muerte por inanición un inmoral reflejo de una sociedad opulenta y ajena. Son víctimas propiciatorias de todo tipo de explotación llegando a ser alimento de mafias y demás manipuladores que encuentran en sus necesidades el caldo de cultivo preciso para sus fines. La mayoría carece de lo más elemental y básico y sobreviven con la ayuda de los más afortunados y próximos o de la labor de las ONGS, su única esperanza.

4º Mundo: formado por los imbéciles que presumen de listos. Son seres sumamente superficiales, que no se plantean nada en la vida y que se conforman con tener cubiertas sus necesidades primarias. Es el país de los fanáticos. Desde el fútbol al religioso. Son seres inertes sometidos al rutinario vivir aceptando como norma vital el estado de las cosas y mimetizando todos los tics de los triunfadores, siempre personas ricas de su entorno. Viven para tener. Tener coche, casa, mujer( si es necesario se compra, porque hay tanta demanda como oferta)hijos, a los que se adiestra como cachorros de depredación para que sean ávidos de dinero. Establecen competiciones de moda- pasarelas exclusivas en ambientes “selectos”-, juegan a las clases sociales, adoran a mequetrefes televisivos mientras envían sus hijos a la catequesis-pose social- olvidan, si alguna vez los tuvieron, sus principios, para pecar de soberbia, pedantería, vanidad, gula, lujuria…y sobre todo de avaricia. Trabajan lo mínimo imprescindible, buscan disculpas par todo sacrificio, despellejan a los diferentes, se escudan en la ignorancia, se niegan a cualquier progreso, su mundo es el paraíso y la cultura un incordio lejano que se retrotrae a la escuela. Jamás tuvieron sed de aprender, sólo de vino y de fantasmadas. La cabeza es patrimonio de tupés o colorines, amén de aparcamiento de pelos… y así podríamos llenar hojas de estupideces de estos presuntuosos individuos.

Por último, existe algún otro ser que admirando a los del primer mundo, es consciente de sus limitaciones y, renegando del segundo y el cuarto, se siente solidario con el tercero y dedica sus escasa luces, si las tuviere, a equilibrar la balanza para brindar a tanto necesitado su esfuerzo.