Carolina la nueva princesa del pueblo

‎Belén Esteban no puede ocultar su disgusto. Desde Riaño donde esta transcurriendo sus vacaciones luciendo torito en salva sea la parte y acompañante musculitos se ha sentido muy desanimada cuando se ha visto poner en peligro por un comentarista deportivo su titulo honorífico de princesa del pueblo, que han atribuido a Carolina Marin la gran estrella del badminton. Esta onubense de 23 años chica de barrio como ella que se ha convertido en una sensación mundial, especialmente en Asia. España ya cuenta con otra princesa del pueblo, la chica de la tele, convertida en Reina y de orígenes populares, que ha entrado en el estrellato del Hola y de toda la prensa rosa. Son tres princesas del pueblo con mucho esfuerzo y trabajo, incansables y de gran mérito. Se han ganado a pulso su pináculo social en las difíciles cumbres de la opinión pública. La desposeida princesa del pueblo ha dicho en Asturias tomándose un cafelito en Mieres, en el corazón de la cuenca minera, que Benidorm es su lugar preferido de vacaciones, pero que le encanta la gente y el paisaje astur. Carolina Marín lleva al cuello a la Virgen del Rocio, se emociona con la Salve rociera y es el tipo de chica seria y modosita que hacía las delicias de madres y abuelas en los años cincuenta, con novio formal y familia de toda la vida. Admira a Nadal, pero no habla pijo como el estupendo tenista mallorquín con su poderosa familia, con antecedentes deportivos y muy al estilo de clan, con una novia de postín e hincha del Real Madrid. Carolina es sencilla pero con una voluntad y una disciplina de hierro. Es una verdadera rara avis de un deporte que ya se practicaba en la corte de Enrique VIII, en Hampton Court donde residían los Tudor se puede ver una pequeña pista, pero que en España es casi desconocido frente al gran prestigio, número de clubs y miles de federados de los países asiáticos. Esta chica de familia, religiosa y muy normal, casi a la antigua se ha convertido en una celebridad mundial por lo que nadie puede arrebatarle el título de nueva princesa del pueblo, mal que le pese a la reina de la telebasura nacional, la de por mi hija mato, la sin pelos en la lengua chabacana por excelencia. Incluso me comentan que a Doña Letizia, que últimamente luce modelos preciosos de alta costura y se ha estilizado al máximo tampoco le agrada que haya otra muchacha que emerja del pueblo de forma arrolladora y que sin necesidad de usar armas de mujer llegue a la celebridad. Las damas ya se sabe son quisquillosas, muy territoriales y es lógico que se disputen estas glorias efimeras. D.H.Lawrence y Oscar Wilde retratan muy bien los recovecos, la sutileza y la complejidad de las relaciones femeninas. Dos ejemplos literarios Hijos y Amantes y El abanico de Lady Windermere de ambos autores. Esto no quiere decir que a la vista a falta de otras diversiones y vista la mediocridad y miopía de nuestros políticos no nos tengamos que entretener en las grandes maniobras de Doña Letizia, Belen Esteban y Carolina Marin. Por si acaso Isabel Preysler se ha ido con su Nobel de cabecera al sudeste asiatico, tal vez para afilar sus uñas.