Las orejas del lobo

Ciudadanos ha visto las orejas al lobo.La encuesta del CIS ha sido la puntilla en todo lo alto y los chicos de Rivera se han visto por debajo del trece por ciento de porcentaje electoral con una posible hecatombe en escaños parlamentarios y además han visto asomarse los apéndices peludos del rinoceronte en la figura de un posible gobierno socialista con podemos y los independentistas un frente popular puro y duro. Estas dos cuestiones han puesto los pelos de punta al chico sensato de Hospitalet y a su muchachada. Ciudadanos tiene dos almas, la de los conversos que reniegan de la fe pasada y la de quienes desean un centro derecho civilizado y regenerado. Los primeros se oponen al Partido Popular con todas sus fuerzas y prefieren al Partido Socialista, los segundos se sienten hermanos separados del Partido Popular únicamente por la lucha contra la corrupcion, pero ven en el Partido Popular a sus amigos y parientes.‎ Son dos sensibilidades diferentes, aunque no incompatibles. Además esta la vena justiciera de Albert Rivera y su espíritu inquisidor que conduce a la intransigencia un pelin más allá de la personalidad alegre, festiva, astuta y simpaticamente trapacera de sus conciudadanos. Este ajuste de cuentas permanente puede ser incompatible con la vida cotidiana. Erradicar de raíz el nepotismo en un país en que la familia es tan importante es tarea titanica y terminar con las malas practicas una labor heroica, pero ciertamente necesaria, aunque convertir a los carpetovetonicos en daneses no es una tarea sencilla. Si a esto añadimos que se siente particularmente cómodo únicamente con su generación y parece dar de lado a los demás por considerarlos caducos es trazar un apartheid mental que ciertamente no se refleja ni en el Colegio Cardenalicio, ni en los Consejos de Administración de las grandes empresas, ni es una línea que divida a científicos y artistas. Sin embargo Rivera es admirado en toda España por su defensa a ultranza de la unidad nacional y por su gallardía al oponerse al fanatismo, al pensamiento único y al sectarismo que impregna a su región. Hablando de identidad hago un inciso para decir que Asturias tiene tanta o más singularidad que ninguna otra del caleidoscopio nacional y además desde La Santina al último ciudadano se siente rabiosamente española, que los siglos de historia compartida forjan una identidad colectiva. Rivera es un excelente ejemplo y por ello es muy atractivo para millones de españoles. Si su partido al ver las orejas al lobo y al rinoceronte se apresta a dar un paso adelante en la formación de un nuevo gobierno y le impone todas las medidas regeneracionista que en el mundo han sido, que el Sr Albert es ducho es desmenuzar las propuestas multiplicandolas como el pan y el vino, habrá contribuído no sólo a la gobernabilidad sino a la limpieza de la vida política y al mismo tiempo habrá impedido que su partido se despeñe. Cuanto veces Rosa Díez lamentara su decisión equivocada de no confluir con Ciudadanos, que resultó en el hundimiento de su partido. Años atrás la decisión de Joaquín Ruiz-Gimenez de rechazar la unión con el Centro democrático destruyó a Izquierda democrática. Rivera con sus querubines, ángeles y arcángeles que de todo hay, de la etérea Inés Arrimadas a la castiza Begoña Villacis, no quiere correr la misma suerte.