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Hiroshima y Nagasaki

miércoles, 03 de agosto de 2016
‎Japón conmemora los días 6 y 9 de agosto el luctuoso aniversario de las bombas atómicas que destruyeron Hiroshima y Nagasaki y que junto a nombres como Coventry, Dresden, Stalingrado, Nankin son un símbolo de las atrocidades de la guerra representadas en el Guernica de Picasso. En Japón la huella de Hiroshima y Nagasaki perviven y se conmemoran en los Parques de la Paz de ambas ciudades. Son ceremonias presididas por las más altas autoridades niponas e ilustres personalidades de todo el mundo. Ha surgido un gran movimiento antinuclear en torno a los Hibakusha, los supervivientes de las dos bombas atómicas y a proclamas por la paz mundial que abogan por la desmilitarizacion de Japón y por la destrucción de todos los arsenales atómicos y contra la proliferación de las armas atómicas. Los sindicatos, fuerzas de izquierda y pacifistas de toda calaña dan vida a este vigoroso movimiento que convoca anualmente en estas fechas un gran congreso antinuclear, del que fui uno de los Presidentes en 1991 lo que me dio la oportunidad de medir la fuerza y el compromiso de sus participantes en su mayoría asiáticos, que enarbolan pancartas y distribuyen miles de grullas de papel en memoria de una niña mártir y arrojan farolillos a las cinco falanges fluviales de Hiroshima que cocieron literalmente a quienes buscaban cobijo en el agua. Miles de manos a estrechar y fotografías sin cuento, la pasión de los asiáticos por la fotografía es desbordante. Una organización muy minuciosa tipo horario ferroviario salpicada por danzas y equilibrismos que preparan para la apoteosis final de repudia de las armas nucleares y del nunca jamás. Llegue a Hirosima en el tren bala desde Tokio, el Shinkansen, y nos esperaban a las diversas delegaciones, la española el Comité por la Paz y el Desarme, en el que se englobaba Paz y Cooperacion, centenares de niños con banderitas blancas. Celebramos sesiones en un Palacio de Congresos tapizado de consignas y el día 6 de agosto nos sentábamos en el Parque de la Paz. Sonaba la campana conmemorativa sonaba a las 8 y 15 cuando estalló Little boy ese mismo día en 1945 y se producía un estremecimiento colectivo. Se sucedían los discursos y los momentos de recogimiento. Todos los años se repite este acto luctuoso y se reúne este magno Congreso antinuclear. La etapa de Nagasaki, la ciudad donde prendió el cristianismo y fueron crucificados los primeros jesuitas, es similar, aunque aquí el impacto fue menor, es el día 9 cuando Fat Man causó muerte y desolacion. Este año el Presidente Obama visitó Hiroshima y se entrevistó con los hibakushas. No pidió perdon, pero se mostró conmovido y expreso que el mundo no debería volver a experimentar otros Hiroshima y Nagasakis. Prometio seguir reduciendo los arsenales atómicos. Quienes hemos tenido el privilegio de estar presentes en el Parque de la Paz quedaremos de por vida tocados por el ángel de la paz y la no violencia. Con los amigos gallegos exclamamos "NUNCA MAIS".
Antuña, Joaquín
Antuña, Joaquín


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