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La desmesura de la juventud

viernes, 12 de agosto de 2016
La desmesura es propia de la juventud y de su espíritu, a la vez arrebatado y generoso. Los jóvenes son renuentes a todo control o cortapisa, porque el idealismo es parte de su condición biológica, podríamos decir, aunque también hay individuos de corta edad envejecidos prematuramente, entregados en cuerpo y alma a un conservadurismo estéril que sólo espera mantener las prebendas de sus padres y abuelos, ciegos ante la necesidad de transformaciones estructurales.

Por estos días, somos testigos de la pugna de algunos sectores estudiantiles más radicales por llevar, hasta las últimas consecuencias, como suele decirse, la mentada “reforma educacional”. Es cierto que la gratuidad para todos, incluyendo a los establecimientos privados de educación superior, es impracticable, porque no hay financiamiento que la resista, pero esto no significa que sus demandas sean ilegítimas o irracionales, como sostienen los dueños de este país, los de siempre, desde la “canalla dorada” que denunciara Arturo Alessandri, hasta los jerarcas empresariales, secundados por parlamentarios a su servicio, que hoy pugnan desde las sombras por desestabilizar todo propósito de cambio, o que a través de sus gremios presionan al gobierno de turno.

Pues uno de los síntomas agudos de la actual decadencia es la falta de presencia juvenil -sobre todo de mujeres- en las empresas, instituciones y estamentos académicos de este país. Vivimos una cultura de viejos que claman por la seguridad de su peculio y se escandalizan por las voces destempladas de los jóvenes por cambiar el mundo.

Hace un siglo, escribió al respecto el gran Antonio Machado:

“A LOS ESTUDIANTES”

“A los estudiantes os está reservado un gran papel en la revolución, ya que toda revolución no es sino una rebelión de menores. Además, yo he tenido siempre un alto concepto de vosotros. He expresado ya en otras ocasiones que la enseñanza española (¿chilena?) no podía reformarse, encauzarse de manera eficaz, sin la colaboración de los estudiantes. Tampoco he creído justa la idea del estudiante apolítico. Los estudiantes deben hacer política, si no, la política se hará contra ellos.”

En el espíritu del gran sevillano universal, me atrevo a enarbolar un grito que es arenga, y que bien pude haberlo clamado hace medio siglo:
¡Fuera los viejos! ¡La Juventud al poder!
Moure Rojas, Edmundo
Moure Rojas, Edmundo


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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