El día 18 de julio, día internacional de Mandela, visitó la Fundación Paz y Cooperación el Mons. Moses Costa CSC obispo de Chittagong que está realizando una gira de contactos por muchos países que finalizará en Roma al final de julio. En España ha mantenido contactos con Manos Unidas, la gran ONG de la Iglesia católica y también con Caritas. Este Monseñor nacido en Dakka, la megalópolis de Bangladesh, estudió en la Gregoriana de Roma. Un hombre apasionado dedicado a la causa de los humiles, que sigue las enseñanzas de Papa Francisco. En inglés nos describe un gran problema que afecta a más de 300.000 personas, pertenecientes a tribus indígenas en la frontera con Birmania y la India, una zona militarizada, prohibida a los extranjeros.
Nos explica el drama que aflige a los olvidados. Estas tribus, que hablan sus propios dialectos, no tienen luz, son analfabetos y carecen de las más elementales medidas sanitarias y no reciben apoyo prácticamente de nadie. Esta es la tarea que se ha impuesto Mons. Moses Costa que trabaja en condiciones muy difíciles, en la misa dominical tiene que estar protegido por la policía. Nos cuenta que cuando suceden hechos luctuosos hay sectores de la población que se revuelven contra los cristianos. A este respecto Papa Francisco dice que los cristianos sufren una persecución como en los primeros tiempos de Pedro y Pablo. El gobierno de Bangladesh no permite a las ONG extranjeras ni a los súbditos foráneos visitar esta zona de Bandarban donde su diócesis tiene seis escuelas en Kolajhiri. Es esencial la educación, es la forma de empoderar a estas poblaciones. Esta palabreja de empoderamiento es clave en los procesos de desarrollo. Estas tribus indígenas no tienen documentos, por lo tanto carecen de títulos de propiedad no pueden reclamar sus tierras. Pueden ser barridas fácilmente por los especuladores y esta zona fronteriza con Birmania es territorio de tráfico de droga. Los olvidados transitan por la vida con un índice de mortalidad muy alto, a Mons. se le murió un niño en sus brazos, sin esperanza ya que el gobierno los ignora y las ONG tienen muchas dificultades para ayudarlos. Esta misión imposible que supera a aquellas de Tom Cruise, es la que protagoniza Mons. Costa y seis sacerdotes de los 200 con que cuenta la totalidad de la Iglesia católica en este pobladísimo, 160 millones, país asiático. Costa cuenta con unas escuelas dotadas de profesores locales de todas las religiones, musulmanas e hinduistas, en que se forma a más de 1000 alumnos. Le preocupa también la situación de la mujer que padecen frecuentes violaciones y en general de la juventud en un país en que más del 60% tiene menos de 30 años. El otro lado de la medalla de Europa, con gran problema de envejecimiento. Nos dice que el Embajador de España ha visitado sus diócesis y que las embajadas europeas son un gran apoyo para su misión.
Hablando de las necesidades que tienen refiere que por tratarse de zona montañosa no llegan los monzones que en otras zonas del país causan inundaciones pero alejan el problema de la sequía. Costa desea formar líderes locales que sean portadores de esperanza para estas poblaciones dejadas por la mano de Dios. Este comentario es mío ya que habiendo vivido en Roma muchos años trato a Dios y a los Papas con mucha confianza. Mons. tiene una gran fe por lo que desea practicar la misericordia, el tema del jubileo de este año, y no hacer proselitismo a lo que se opone su gobierno. Paz y Cooperación está trabajando en una zona de la India cerca de esta misma frontera y tratará de conseguir apoyo para estos miserables, que no han tenido ni se quiera un Víctor Hugo o un Galdós que narre sus desventuras. Por cierto en Francia sumidos en la tragedia de Niza hicieron oídos sordos a sus llamamientos. En España se le escucha y tal vez se consiga un apoyo, por de pronto para nosotros ya no son olvidados.
