Las maloclusiones dentales son aquellas patologías que impiden que los dientes superiores e inferiores se enfrenten en una adecuada posición, provocando alteraciones para la salud desde el punto de vista funcional, estético.
Un paciente puede sufrir una maloclusión por tres motivos. Porque los dientes estén mal colocados, porque los huesos que sujetan los dientes (los maxilares) estén alterados, o por una combinación de ambas.
En los pacientes adultos con el crecimiento finalizado, solo podemos actuar sobre los maxilares, mediante la cirugía ortognática. Estos pacientes precisan de un tratamiento combinado de ortodoncia y cirugía, llevado a cabo por un equipo de ortodoncista y cirujano maxilofacial. Se empieza con una fase pre quirúrgica de ortodoncia, generalmente con aparatología fija (brackets) destinada a colocar los dientes de arriba y los de abajo pero por separado, sin buscar que encajen.
Cuando el ortodoncista lo considera preparado, el paciente va al quirófano, con el aparato puesto, donde el cirujano maxilofacial coloca los maxilares en su posición ideal. En ese instante se consigue además que los dientes encajen en una correcta oclusión. El paciente sale del quirófano con ambos problemas resueltos, el dentario y el esquelético. Y mantiene los brackets puestos para terminar con una necesaria segunda fase de ortodoncia, destinada a los detalles finales y a conseguir la estabilidad.
Hoy en día son tratamientos seguros y predecibles, que llevados a cabo por un equipo experto, devuelven a los pacientes la armonía esquelética y dentaria con increíbles mejoras estéticas y funcionales.
Por el Dr. Daniel Díez Rodrigálvarez, miembro de Saluspot y médico estomatólogo en la Clínica Daniel Díez.