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Cuatro asuntos pendientes

sábado, 02 de julio de 2016
Hasta las almas huyen de la soledad

¿Sabes? Me he vuelto un curioso rural y estos días me dedico a contemplar la lentitud del tiempo al pasar por la vieja aldea habitada, otra vez, por aquella señora, quizá viuda, vestida de negro hasta para cubrirse la cabeza.

El agro, como le llaman aquí a la verde pradera en donde por no haber ya no hay ni vacas, esta yermo. A la leira de las lechugas, los pimientos, los tomates y los chícharos, han vuelto las margaritas. Este año Manuel ya no plantó maíz porque sus gallinas perdieron la alegría y el gallo ya no canta como cantaba. Solo sus cuatro ovejas, compañeras, rompen un paisaje mojado por el orvallo, en realidad lágrimas de las almas que huyen de la soledad del cementerio próximo. Es el que rodea la iglesia a la que no hace mucho partió un rayo y casi se queda sin creyentes. El mismo camposanto que todos los sábados, tras doblar las campanas, se llena de amigos del difunto caído tras tantos años de cansancio.

—– ¿Y el monte?

Los eucaliptos solo llegan a la media ladera y las cumbres que los coronan son la gran reserva de toxos, xestas y brezo morado. No fueron las hidras quienes asesinaron a los carballos, a los castiñeiros, a los avellanos, a los árboles de mi niñez; fue el hombre del tractor verde, la máquina de los nuevos tiempos, destructora de película capaz de arrasar en una tarde mil metros de arbolado. De cualquier modo, ese mismo mundo forestal podría arder entre las llamas de un incendio este mismo verano.

—– ¿Es un réquiem lo que escribes?

Ni eso, mi amigo. Ya no hay en la aldea quien pronuncie una plegaria desde que murió aquel cura bueno con el que todos se reían y que abría a su gente las puertas de la Rectoral.

Ahora todos ven el Plus en la de Tino si son del Madrid o en O Cruceiro si son del Barsa. Entre campeonato y campeonato, partido a partido, van bajando cervezas y hablando del tiempo y de fútbol, porque no hay otra cosa de la que hablar.

—– ¿Pero no tenemos un Plan?

Tenemos Constitución y Autonomía. Parlamento y Xunta, Congreso y Gobierno. Ayuntamientos y diputaciones. Seis mil dirigentes y más de treinta mil técnicos. Bandera, himno, idioma propio…

—– Pero no tenemos un Plan…

Si vas por las calles asfaltadas camino de la Farmacia de mi tocayo, verás que en esta aldea no hay niños y apenas queda un grupo de jóvenes esperando turno para irse…

Porque primero se marchó aquel joven veterinario, luego el ingeniero forestal, después el arquitecto y un poco más tarde aquella chica tan guapa, Yolanda, que era enfermera… Se fueron de camareros para Londres que es a donde iba la gente de Proupín en los sesenta; y esperan, con un poco de suerte, poder trabajar en lo suyo. Es lo que piden, trabajar en lo suyo.

—– Mudam os tempos, mudam as vontades…

Eso es lo que decía Zeca Afonso tras cantar al Millo Verde, pero el tiempo no tiene culpa por mucho que haya enterrado la obra de mis labregos de siempre para dar paso a una industrialización que tampoco da llegado…

Sentado en la ventana y mirando ese verde que por aquí llaman agro te digo que aquí no muda nada… Por eso el lobo que le cantaba a la Luna de madrugada ahora solo se lamenta aullando. Así…

—– ¿Qué nos importa el Tratado de Comercio con Estados Unidos? ¿Verdad?

Verdad. Por aquí, a solo nueve kilómetros de la Catedral de Santiago, pocas cosas importan ya. Nadie ve la salida… por muy hermoso que sea este túnel

A sus señorías con perdón

Visto lo visto, pidiendo mil perdones a los señores y señoras juezas, te diré que no sé yo si se estarán pasando con tanta imputación… A ver… Es que esta gente es muy suya; y por acusar, en cuanto pueden, acusan de todo lo que está escrito en un código penal del que entresacan la letra más pequeña, la que no entendemos los comunes mortales.

Da la impresión de que, algunos y algunas, persiguen un protagonismo social para que se les reconozca como los nuevos héroes del Estado. Algunos columnistas dicen que ya son el primer poder, el que mete en la cárcel a los que mandan o mandaban; aunque, a mí modesto entender, a pocos de esos conoce la población reclusa española en la actualidad.

—– ¿Qué quieres decir con esto?

Digo que los actuales procesos judiciales, tal como se inician y vistos los plazos que agotan, resultan poco eficaces para la aplicación de la Justicia. Las decisiones de las juezas y los jueces corren el riesgo de perderse en el tiempo a medida que se amontonan los miles de folios de un sumario interminable.

Cuando aún están en la calle los chorizos más reconocibles y a un joven que roba una bicicleta municipal le quieren meter entre rejas con sello de urgencia, algo grave está pasando en la justicia española.

Lo que más nos inquieta es el latrocinio

Cuatro asuntos pendientes
Es curioso como en España miente la gente para amargarle la vida a otra gente sin que le remuerda la conciencia. Lo digo porque hay que ser sinvergüenza para contarle a todo el mundo unas cuentas que son un cuento y quedarse tan tranquilo. Eso es lo que hizo, por ejemplo, el hombre de la campanilla, más famoso hoy por aquellas mentiras que por su intrahistoria.

Te lo digo. Resulta muy agradable abrir el ordenador, leer las noticias del día y enterarte que el Tribunal Supremo da la razón a quienes compraron acciones de Bankia solo porque confiaron en el mismo tipo que sonreía a las cámaras a sabiendas de que estaba mintiendo a nada menos que 350.000 incautos pequeños inversionistas.

La noticia llenó páginas esta semana solo un día después de que en Valencia -que ya no se conoce solo por ser la tierra de las flores- la policía llevase a cabo una de esas macrorredadas contra los corruptos del PP a las que nos tienen acostumbrados.

Verás. La España que siembra la incertidumbre es la del timo, no la izquierda parlamentaria como dicen los mentirosos. Esa gente joven que mandaron al “poleiro”, por lo menos, no se sienta a la mesa con ladrones, delincuentes encorbatados y corruptos.

Me parece que formar un gobierno es ya lo de menos para mucha gente. ¡Es que este es un desastre de régimen! ¡Uno se puede chafar de los estafadores profesionales, pero nadie es capaz de suponer que el timador va a estar en el engranaje del Estado!

Hasta tal punto está putrefacto todo esto que, esos ladrones de tres al cuarto que te roban la cartera el día del Apóstol, en la Plaza del Obradoiro… al lado de Rato o de Rus… resultan ya personas honorables. Me duele decirlo, pero pertenecemos a una sociedad en la que los listillos se hicieron ricos y los gobernantes arruinaron a la gente decente.

Por eso me indigna que aquellos que tomaron por bandera la corrupción sigan ahí, sentados en los bancos visibles del Congreso; como si nada de lo que ocurrió y aún sigue ocurriendo tuviera que ver con ellos.

Los presuntos pecados carnales del obispo

Hoy dice el periódico de Mallorca que el señor obispo, presuntamente, ha Cuatro asuntos pendientescometido pecado carnal con una mujer casada, lo que aumenta la gravedad del tropiezo. Lo denunció el marido de la complacida señora y ahora el Vaticano investiga el desliz, mientras la vergüenza hace enrojecer los rostros de las monjitas y los abades, de los canónigos y de los párrocos, de los curitas y hasta de los seminaristas… aunque en realidad media España, la cristiana, está indignada por este asunto.

—– ¡A quién se le ocurre, señor obispo! ¿Cómo pudo usted cometer tal infamia?

Dice la Biblia que la carne está en guerra con el cristiano y utiliza esa palabra para describir la naturaleza del pecado. Es uno de los tres enemigos del alma, por eso el Apóstol Pedro dijo aquello de…

—– Amados, les ruego que se abstengan de las pasiones carnales que combaten contra el alma.

Y el Apóstol Pablo legó a su Iglesia la fórmula ideal para no caer en la tentación y librarse del mal…

—– Yo disciplino mi cuerpo y lo hago mi esclavo.

Seguramente el Obispo Javier Salinas conoce muchas más citas bíblicas alusivas a los pecados de la carne y en más de una ocasión habrá superado las tentaciones, pero esta vez…, como el mismo dijo, “los hechos están ahí y las actuaciones se han dado, aunque otra cosa distinta es la interpretación que se quiera dar de ellos, todo depende del cristal con que se mire”. Su eminencia también lamentó “tener que aceptar la renuncia de una colaboradora que estaba cumpliendo bien su misión”, renuncia que entiende ha sido “por motivos familiares”.

Todo queda claro señor Obispo. Usted es solo un presunto pecador. Yo no soy nadie pero le perdono. Es más, lo felicito porque a su edad ya no se está para ciertas cosas.

Mirándolo bien, usted no tiene la culpa de que esta Iglesia no vaya al ritmo que marcan los tiempos y las modernidades…

—— ¿Cómo se atreven las altas jerarquías a privarle a usted y a todo el clero de uno de los escasos placeres que pueden tener los pobres?

Porque usted, seguro, ha hecho voto de pobreza, que esas riquezas y esos palacios son cosa antigua, no de ahora.

Por cierto, me cuentan que la señora en cuestión pertenece a la alta sociedad mallorquina… ¿Le hubieran hecho el mismo caso al marido si su presunto pecado carnal lo hubiera cometido con una humilde limpiadora de Palacio?
Rodríguez, Xerardo
Rodríguez, Xerardo


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