En el mes de noviembre se va a celebrar la cumbre del clima en Marrakech, la bella ciudad turistica de Marruecos. Su Majestad Mohammed VI es el impulsor de una campaña para eliminar las bolsas de plástico que como se sabe y repiten hasta la saciedad los amigos de GreenPeace no son biodegradables y por lo tanto es basura que permanece vivita y coleando hasta el final de los tiempos ensuciando la tierra y los mares. He leÍdo ultimamente que unos viajeros que hicieron el viaje de su vida llegando a la Polinesia se encontraron unos de los islotes, los atolones, mas bellos del planeta asolados por mares de plástico. Naturalmente las leyes hay que cumprirlas pero a veces pugnan contra las costumbres inveteradas.
Marruecos es uno de los países del souk, de los mercadillos, por lo tanto la eliminación del plástico es muy relevante. En España en tiempos de Carlos III, el monarca que traía a su equipo y sus ideas napolitanas, tuvo como secretario, que era como se llamaba a la sazón a los ministros, al Marqués de Esquillache un fino diplomático de Messina que trató de acortar las capas y los sombreros de ala ancha, los chambergos, que hacían las noches madrileñas muy peligrosas, pues celaban las espadas y la identitad de los espadachines. Este gran ilustrado que había fomentado el alumbrado y la creación de fosas sépticas, la pavimentación y la limpieza fracasó rotundamente hasta al punto que en 1776 se conjuraron contra él y hubo un violento motín contra el que apodaban el italiano.
Es de esperar que los comerciantes y la población general marroquí no haga lo mismo y se revuelva contra esta nueva ley. Por de pronto, en nuestra oficina he hecho un experimento con Siham, estudiante marroquí de Tetuàn, que llamamos cariñosamente Flechita, por el significado de su nombre, prohibiéndole, sugeriéndole mejor ya que a las damas hay que tratarlas con respeto, que utilice bolsas de plástico, advirtiéndole que a la menor infracción será puesta en una imaginaria picota para diversión y ludibrio de toda la oficina. Los hábitos cotidianos, nuestras pequeñas costumbres son muy dificiles de erradicar, incluso en las revoluciones mas sangrientas que ha conocido la historia.
Desde Paz y Cooperación felicitamos al monarca alauita por esta estupenda iniciativa y deseamos de todo corazón que sus súbditos la comprendan y contagien a nuestros governantes españoles para hacer lo mismo y por cierto tenemos que acostumbrarnos a no tirar nada al suelo.
Los compañeros de Podemos tienen que pedirles a sus compinches del botellón que no dejen toneladas de basura por el suelo. De una vez por todas si a la protección del medio ambiente y no a la basura, esto se aplica sobre todo a los políticos corruptos.
